domingo, 29 de junio de 2025

 

¿Retromodernismo?

 


La tecnología cambia rápidamente;

las personas cambian lentamente.

Don Norman

El diseño de las cosas cotidianas

 

Odio la narrativa en primera persona, sobre todo en personas que invariablemente no les importa compartirnos los datos, sino que su principal autoencomienda es darnos a conocer que es un fregón sabihondo, aunque en su texto demuestre lo contrario y, sobre todo nos haga ver que no escribe el autor, sino su agrandado ego. Pero como soy uno de los involucrados en el cambio vertiginoso de los avances de la modernidad de este siglo, es menester contarles algunas cosas desde la anterior centuria, de la cual sólo permanecemos los de la (mal) llamada tercera edad. Así pues.

El análisis del Consumer Trends 2025, estudio de tendencias de mercado y para entender las necesidades y demandas de la población que determinarán el devenir del año, afirma que en las nuevas generaciones se está produciendo un cierto tipo de “nostalgia” hacia lo NO vivido, ya que, con la rápida circulación de información, los jóvenes acceden a historias, películas, música y otras joyas que en el pasado tuvieron su propia vida y hoy parecen resucitar en la marea digital del internet y todas sus aplicaciones. Decía mi señor padre: “Todo tiempo pasado fue mejor” a lo cual, en su versión 2.0 podríamos argüir: Todo tiempo vivido fue mejor.

Cuando yo era un crío, no nos permitían escuchar música de Led Zeppelin, Pink Floyd, Deep Purple y todo aquel rock que hoy está en la cima de la buena música de todos los tiempos –muy superior a lo que se produce hoy en día (lo vengo diciendo desde los noventas del siglo pasado)– porque “eso es música de mariguanos”, decían. Y tenían razón, pero mi generación (que no es baby boomer, como la catalogan a los nacidos posguerra II, ni X, más bien fuimos una generación pre-fin-del-mundo, pues nos decían que el mundo se iba a acabar en el año 2000), aunque un poco tarde, disfrutó de primera mano, toda esta ola de buena música, buen cine, buenos momentos, en los que no hacía falta una gran tecnología como la actual para pasarla superbién. Un tipo de vida sin complicaciones.

La era actual, llamada también “de la incertidumbre” por la seria amenaza de que el apocalipsis se presente de la noche a la mañana con una tercera guerra mundial o alguna estupidez de los mandatarios mundiales, también, como mi generación, está con el-fin-del-mundo debajo de la lengua y, de acuerdo a las tendencias del Consumer Trends 2025, muchos jóvenes generación alfa están regresando al pasado, donde todo era más sencillo, pero también se enfrentaban tabúes y falta de derechos en algunos sectores sociales.  

Con el exceso de información y la hiperconectividad, la gente que mira hacia atrás, no lo hace con nostalgia, sino buscando un refugio para el oscuro devenir. Los valores tradicionales se han vuelto una forma de rebeldía cultural.

Según el informe Culture Next de Spotify, el 54% de la población joven admite admirar los contenidos del pasado por considerar que «todo parecía más sencillo». Parece que revivir el pasado se convierte en un nuevo fenómeno mundial, pero, ¿vale la pena? Este fenómeno –llamado Trad Trap– admite que, si el presente no ofrece respuestas, entonces hay que buscarlas en el pasado.

OK, yo regreso al pasado en mi archivo de recuerdos. Mi santa madre nos hacía empanadas, donas y muchos platillos que hoy se venden (caros) en paquetes y más paquetes, y está llenos de conservadores, azúcar fabricada de maíz transgénico y cosas así. La nueva generación trata de regresar a las cosas naturales ante tanta oleada de productos sobre-elaborados, como se vivía hace muchos años. Pero también recuerdo que mi santa madre, como muchas mujeres de aquella época, eran dominadas por un líder de familia machista y misógino, que les impidió desarrollarse en cumplir algún sueño.

Regresar a roles de género rígidos y a estructuras familiares que dejaban fuera muchas realidades, así como a modelos de autoridad que limitaban la diversidad, es una mala idea. Por eso en muchos de los casos del fenómeno Trad Trap, se vive desde lo digital, lejos de significar un futuro tangible.

El caso de Roro Bueno, es un buen ejemplo. La joven española presenta en Tik Tok recetas tradicionales y labores del hogar, pero ha sido señalada por perpetuar ciertos estereotipos de género, aunque ella se define feminista y afirma cocinar por placer.

¿Volver al pasado con las herramientas modernas? No es una mala idea que ya se desarrolla en algunos aspectos sociales. El modernismo de grandes inventos está bajando su ritmo mientras la recuperación de tradiciones, de cuestiones en las que no se necesita la intervención de una gran paraestatal, va en auge.

Yo les dije a finales de los 80 del siglo XX que el CD (disco compacto) iba a fracasar… y le atiné. Hoy regresan algunos vinilos de reproducción análoga como piezas de colección. En fin, la vida tamizará las tendencias para darnos lo mejor de todos los tiempos. Espero.


Este artículo fue publicado en el periódico 

Ecodiario de Zacatecas el 29 de junio del 2025

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