Holden y el
viaje del antihéroe
Sally sabía muchísimo de obras de
teatro, literatura
y esas cosas. Si alguien sabe
mucho de esas cosas
se tarda bastante en descubrir si
es estúpido o no.
J.D. Salinger
El Guardián entre el centeno
Calificada
como una obra maestra de la literatura del siglo XX, El Guardián entre el
centeno, de J. D. Salinger, ha sido fuente de debate sobre los múltiples
significados que arroja la narrativa en primera persona de Holden Caulfield, joven
de 16 años, que a veces parece tener 30, como su autor en la época en que lo
escribió, o a veces 10, como su hermana Phoebe en la obra, que le soluciona el
clímax. Lo cierto es que su lectura nos da lecciones en la forma de encontrar
la madurez (o no, según el lector), de ser rebelde a la vida… todo entre un Nueva
York posguerra de un país que gritaba el progreso a los cuatro vientos.
Publicada
en 1951, con narrativa platicona llena de personajes (casi 50), digresiones y
ambigüedades, pero que nunca nos separa de la lectura. Podríamos decir que el lugar
común es el alcohol, sexo y el desinterés como signo de rebeldía, pero las digresiones
son el hilo conductor. Hay mucho que contar, pero, en el curso de la historia,
hay quienes con la lectura de El Guardián entre el centeno se vuelven
pro-Holden, anti-Holden o yo-soy-Holden. Según.
Todo
el mundo comenta El Guardián entre el centeno, aunque no todo el mundo lo haya
leído, pero entrar en esta novela corta es rápido y siempre te hará pensar
sobre tu propia vida. Surgen preguntas y algunas de ellas quedan en nosotros
mismos.
La
novela es más fraternal que visual. No es narrativa tipo cine, como se usa
actualmente, nos da cierta animadversión hacia Holden y lo que piensa o decide
a cada momento de su viaje. No es un Viaje del Héroe, como el esquema narrativo
del cine, tampoco –aunque su alcoholismo temprano, repulsión a la gente, malas
decisiones, lo muestren como tal– un antihéroe.
El guardián entre el centeno (¿Por qué el título?) representa
la lucha por la inocencia frente a la hipocresía del mundo adulto. Holden, al
ser expulsado de la escuela, se embarca en un viaje por Nueva York, donde
experimenta situaciones que reflejan su crisis existencial y su rechazo a la
sociedad superficial, a la cual pertenece. Holden no se adapta a las normas impuestas.
Pero cada decisión que toma en este viaje lo acerca un poco hacia una madurez,
o por lo menos el camino. Eso dice la banda promocional.
El
autor.
Conociendo la vida de Salinger, nos damos cuenta que los niveles de
Autor-narrador-protagonista son cruzados sin avisar, lo cual es parte de la
conexión que logra con el lector para que este lo haga una experiencia muy personal.
J. D. Salinger vivió una vida marcada por su lucha
para mantener su privacidad. Muchas de sus vivencias las plasma en unos u otros
personajes de su obra magna. Fue testigo de los horrores de la guerra (la
segunda del XX) participó del desembarco en Normandía. Esto influyó en su obra,
y le trajo problemas psiquiátricos. Intentó superar su trauma a partir del
descubrimiento de la meditación Advaita Vedanta, a la cual consagró el resto de
su vida.
A pesar de su fama, Salinger se retiró de la vida
pública, aunque continuó escribiendo en privado. Dejó de publicar en 1965,
aunque continuó escribiendo y guardó obras inéditas en una caja fuerte. Su hijo
Matt, albacea de la obra, trabaja en la ordenación de ese archivo inédito y en
combatir los "mitos falsos" sobre su padre.
Luego
del éxito gracias a El Guardián entre el Centeno (1951), novela donde uso
facetas de personajes utilizados en dos cuentos publicados en 1945 y 1946, llegó
Nueve Cuentos (1953), una selección de sus mejores cuentos. Posteriormente
publicó a Franny y Zooey (1961), historia que utiliza rasgos de otros
relatos publicados en The New Yorker. En
1963, publicó Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: Una
Introducción, en un mismo volumen. En 1965 publica su última obra
conocida: Hapworth
16, 1924, donde cierra el ciclo de Seymour Glass, otro
alter ego redundante. En 1997 este
relato fue editado como libro, sin éxito.
J.D. Salinger murió el 27 de enero de 2010.
Tres
pelis: Salinger
y su descendencia nunca han permitido que la novela sea llevada al cine, pero
existen tres filmes que nos acercan más al autor y su obra, dos de ellos
basados en libros:
La película Rebelde
entre el centeno (2017) sigue la vida de Salinger centrándose en las
circunstancias que rodean la creación de El guardián entre el centeno. Está
basada en el libro "J.D. Salinger: Una vida oculta" de Kenneth
Slawenski. Después de leer la novela, con esta película comprendes el proceso
creativo del autor.
Mi año con Salinger (2020), basada en el libro del mismo
nombre, de Joanna Rakoff, narra el episodio vital de una joven poeta que
consigue un trabajo en la editorial donde J.D. Salinger (no) publica, y es la
encargada de (no) contestar los cientos de cartas que le llegan al autor de El
Guardián entre el centeno. Jerry, así le dicen, aparece de manera fantasmal en
el filme, pero la historia nos da algunas facetas de su vida a fines del siglo
XX.
Coming
trough te rye (2015),
traducida al español como Viniendo a través del centeno, nombre de un poema y
una canción, es una peli donde un joven tipo “yo-soy-Holden” (virgen, también),
cree estar destinado a adaptar al cine "El guardián entre el centeno"
para interpretar a Holden Caulfield. y busca el permiso de J.D. Salinger, pero
en el camino se enfrenta al amor, el sexo y la pérdida. Ñoño, pues. Lo
interesante de este filme es el diálogo de este chico con Salinger, donde el
autor explica por qué no quiere que su obra sea llevada al cine NUNCA.
Mi
versión de los hechos. La verdad, en mi lectura de esta novela, en algunos momentos fui
anti-Holden, otras Pro-Holden, pero terminé sintiéndome Holden cuando todas las
cosas confluyeron en el momento de tomar la decisión más delicada: “Qué quiero
ser”.
Entre todas las dicotomías que
aquejan la juventud de Holden, como las experiencias
dolorosas en contra de la insensibilidad; la divergencia entre amor y sexo; el
adiós a la inocencia, donde existen un par de metáforas (el mismo título) sobre
la pérdida de inocencia –o la rebeldía de Holden a renunciar a ella– y la
madurez, la cual, por debajo del agua helada donde no hay patos, llega en un
momento al final de la novela; La falsedad contra la autenticidad: se contradice
cuando odia a la gente falsa y él mismo miente sin ton ni son. A veces pensamos
que su narrativa es toda una mentira, pero no. Otras situaciones que enfrenta
Holden son la vida y la muerte, la falta de figuras con autoridad, que a la vez
le generan una sensación de soledad en cualquier escuela de la que es corrido.
Pero
a lo largo del viaje Holden recurre a los versos de un poema de Robert Burns,
que al encontrarse con su hermana Phoebe descubre que lo recordaba mal y volver
a estos versos le da algunas repuestas, aquí el poema completo A través del centeno, que nos arroja luz sobre el protagonista:
A través del centeno, pobre chica,
A través del centeno,
Arrastraba las enaguas.
A través del centeno.
Si dos personas se encuentran
A través del centeno,
Si dos personas se besan.
¿Tiene alguien que llorar?
Si dos personas se encuentran
A través de la cañada;
Si dos personas se besan,
¿Tiene el mundo que saberlo?
Jenny es una pobre chica empapada;
Jenny casi nunca está seca;
Arrastraba las enaguas,
A través del centeno.
Otra
de las guías para resolver sus grandes dudas surge del
señor Antolini, su ex maestro de literatura, en una plática donde le expresa la
frase de Wilnelm Stekel: “Lo que distingue al hombre inmaduro es que desea
morir noblemente por una causa, mientras lo que distingue al hombre maduro es
que desea vivir humildemente para una causa”.
“Por
dentro debo ser el peor pervertido que han visto en su vida” piensa Holden en
algún momento de su viaje, pero cuando la pequeña Phoebe lo amenaza con seguir
sus pasos, Holden le confiesa lo que le gustaría hacer en esta vida: “Muchas
veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno.
Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor
vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en
evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde
van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el
tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una
tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer”.
Las peripecias de Holden
Cauldfiel en Nueva York toman forma con esta confesión, donde se siente
dispuesto a enfrentar lo que venga con valor. Por eso el título. Leer El Guardián
entre el centeno nos hará sentir ese momento que en alguna vez todos debemos
enfrentar. Se los recomiendo.
Este artículo se publicó en el periódico
Ecodiario de Zacatecas, el 15 de junio del 2025
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