domingo, 1 de junio de 2025

 

Alberto Huerta: Escribir a contracorriente

 


Ojalá estuvieras aquí (1977) muestra a un escritor con nervio.

Crítica al sesgo de José Miguel Oviedo (1978).

La experiencia hizo de Alberto Huerta un narrador realmente valioso.

Parafraseo del mismo texto.

 

Alberto Huerta (13 de enero 1945 – 22 abril 2025), como yo, se consideraba cinero, no cinéfilo: le gustaba ver cine casi tanto como leer, pero sin considerarse un experto en el séptimo arte. Lo recuerdo porque hace poco vi una película titulada La pesca de salmón en el Yemen (2011): El doctor Alfred Jones (Ewan McGregor), miembro del Centro Nacional para el Fomento de la Piscicultura inglés, debe estudiar la posibilidad de introducir el salmón en Yemen, propuesta que rechaza, pero detrás del proyecto está un acaudalado jeque (Amr Waked), empeñado en exportar el arte de la pesca con mosca al norte de Yemen. El proyecto capta la atención de una asesora del primer ministro, que ve una oportunidad para mejorar el prestigio del Reino Unido en Oriente Medio y consolidar su futuro político. Cuando el plan se pone en marcha, el doctor Jones reconsidera su dictamen inicial, al conocer a la joven y atractiva representante del jeque (Emily Blunt). Pueden ver la película en Youtube.

Existen tres momentos fílmicos (o cuatro) en el proyecto que me recuerdan la vida de Alberto Huerta, tanto de escritor como dramaturgo:

1– Hay que llevar el salmón del Mar del Norte al Yemen; los 2 millones de pescadores lugareños se niegan y el gobierno inglés no quiere perder sus votos.

Alberto Huerta tuvo que ir a México DF para hacer carrera literaria y dramatúrgica. Con escasos recursos, siempre fue “nadar contra corriente”

2– El salmón que consiguen es de estanques, o sea que nunca ha andado contra la corriente en un río.

Huerta conoce a Miguel Donoso Pareja, donde empieza a aprender lo que es un taller literario, pero, por ser de provincia es considerado un “pez menor”.

3– Las tribus lugareñas del Yemen se oponen al loco proyecto del jeque, entre lo que está construir una gran presa para tener agua suficiente para pescar salmón, e intentan matarlo.

A su regreso a Zacatecas, donde empieza a replicar los talleres en la UAZ, encuentra muchos “contrarios” a su trabajo. Y sigue nadando contra corriente.

Analógicamente, Alberto Huerta es el investigador inglés, también el sabio jeque; el salmón es su obra literaria, tanto narrativa, como teatral; y la asesora, Primer Ministro, grupos rebeldes y el río, son todo lo que en su momento se antepuso a la obra del narrador zacatecano, que sin dudarlo puedo afirmar que es uno de los más importantes del último cuarto del siglo XX e inicios del XXI hasta su auto exilio.

Resumo el ensayo Las Obsesiones Narrativas de Alberto Huerta, donde Arturo Trejo Villafuerte (24 de diciembre de 1953 - 13 de mayo de 2020) nos explica claramente la analogía. Podemos leer el texto completo en este enlace:

zaloamati.azc.uam.mx/items/abf0655a-099b-4730-a1e8-1d51aecb9cf7

“Tras la mal llamada ‘Literatura de la Onda’, en el ámbito nacional, surgen los talleres literarios, con una corriente que señala los vicios de la sociedad capitalista desde la perspectiva de los marginados. Tras la ruptura que significó el Movimiento del 68, hubo una serie de transformaciones que cimbraron a la estática sociedad mexicana. Un gobierno que masacra a sus estudiantes, es un gobierno que no merece el poder, y bajo esa perspectiva, deviene una ruptura que se confirma el "Jueves de Corpus" de 1971; el gobierno no respeta a la sociedad de donde emanó. En este contexto se da un nuevo enfoque de la literatura mexicana.

Paralelamente a este trabajo se daba una generación de poetas y narradores, de la capital y de la provincia, muchos de ellos se formaron en los talleres que coordinó y dirigió el narrador ecuatoriano Miguel Donoso Pareja (1932 – 2015). En ellos se comenzó a gestar esta generación que pintaría al mundo de otro color en la narrativa de Ignacio Betancourt (SLP, 1948), David Ojeda (SLP, 1951) y Alberto Huerta (Zac, 1945), los tres ganadores de importantes premios.

En Ojalá estuvieras aquí, Alberto Huerta deja que la narración se realice desde la primera persona. Es un libro pleno, que, luego de los años que han pasado desde que obtuvo el Premio Nacional de Cuento de 1977, sigue manteniendo su frescura y se le encuentran más detalles atrayentes y una riqueza expresiva que en una primera y superficial lectura no es posible captar.

Los libros de Alberto Huerta, en especial Almohadón de vientos y Block de notas, cargados con sus obsesiones y con sus más recónditos motivos, son un puño que golpea, una llamada de atención para conmovemos ante el dolor de nuestros semejantes, tan preciosamente humano, que es el de todos. Por eso sentimos que es un autor que debe de leerse con atención y cuidado.

Motel Paraíso, una novela corta de apenas 123 páginas, debería de haber sido bien valorada en su momento. De ser leída con atención por la crítica cuando apareció, habría dado el salto que la obra de Huerta merecía para dar continuidad a su éxito nacional; pero no sucedió así. En tomo a ella y a su autor se colocó esa pesada losa de la ‘conspiración del silencio’, de la que hablaba Elías Nandino, por tratarse de un autor (de izquierda) que no forma parte de un grupo instalado en el poder y que escribe desde alguna ciudad de la provincia”. Expresa, en resumidas cuentas, Arturo Trejo Villafuerte en su artículo.

A partir de entonces, Alberto Huerta tuvo que nadar contra corriente para que su obra fuera publicada y reconocida, a tal grado que en la entidad zacatecana mucho de su material no es conocido, aun cuando cuenta con una calidad que puede codearse con los mejores autores nacionales.

El rigor. “A Alberto Huerta lo odias o lo admiras” dijo Noé Germán, alumno suyo en el taller de teatro y miembro de la Compañía teatral La Ciénega. Yo fui alumno de Huerta en el Taller Literario de la UAZ desde 2009 hasta su finalización en 2016. Ahí me di cuenta de esta frase. La obsesión y los motivos de Alberto Huerta desembocaban en el rigor para realizar un trabajo que no todos podían seguir o dar alcance.

4.- La pesca. Mientras el Jeque y el investigador pescaban, había pláticas profundas sobre el salmón y la vida.

Sesionábamos en su taller literario los sábados, en Sangrons, desde las once de la mañana y hasta que se agotaran los temas de plática o Huerta debía irse a la central camionera, porque el último autobús rumbo a Jerez sale a las 9:00 pm. Había quienes apenas soportaban que leyera y criticara sin el menor pudor la obra del tallerista en turno. Pero habíamos quienes además lo escuchábamos e íbamos conociendo su vida, imagen a imagen narrada según el tema de actualidad.

Supe muchas cosas de él entrelazando los cabos de cada historia personal de la semana. En las sesiones donde el único aprendiz era yo, nos revelamos cosas que permanecen sólo entre nosotros. Me confesó (quiero pensar que solamente yo lo sé y por ello guardo el secreto), por ejemplo, por qué dejó de actuar en el escenario y se dedicó solamente a la dirección teatral. Y cosas así. Eran pláticas de 4 a 6 horas sobre todos los temas.

Empezamos a morir el día que nos llenamos de ausencias.

Tenía su carácter, todos lo sabemos. Pero no todos saben por qué tal dureza de su personalidad. Su anecdotario volvía a cada rincón de Zacatecas, a los amigos, a los muertos, que cada vez eran más y calaban en las entrañas. Le revolvían los recuerdos como chubasco en la cara y cambiado su forma de ver la vida. Algunas anécdotas las olvidé, otras permanecen en alguna submemoria que se activa con las añoranzas.

Se decidió por el auto exilio. En el 2017 decide no salir más de su casa en Jerez, Zacatecas. Su última presencia en público fue la presentación de mi libro de cuentos Fantastrágico. Tal vez soy el único a quien en estos años abrió las puertas de su casa y tuvimos más pláticas de cuatro a seis horas. Le preocupaba la degradación social en el mundo. Sobrevivió al COVID, a una caída que le lastimó la cadera, pero nunca a la nostalgia. Dejamos una plática pendiente que habíamos acordado a principios de este año. Decidió irse.

Regresando a La pesca de salmón en el Yemen: la presa, en colofón, es toda su obra contenida, que pocos zacatecanos han leído, pero que está ahí para que lo recordemos y lo conozcamos mejor a cada párrafo.


Artículo publicado en el periódico

Ecodiario de Zacatecas, el 27 de abril del 2025

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