sábado, 3 de diciembre de 2022

Edgar Allan Poe y la Filosofía de la composición

 


«Si los destinos de Edgar Allan Poe, de los vikingos, de Judas Iscariote y de mi lector secretamente son el mismo destino el único destino posible, la historia universal es la de un solo hombre.»

Jorge Luis Borges

Historia de la eternidad.

 


Citar a Edgar Allan Poe es hablar del tronco común del árbol genealógico de la literatura universal. El autor del poema El cuervo, así como vasta obra poética y de relatos, que inaugura géneros literarios –como el policíaco– y marca las pautas para una poesía moderna, ha sido ejemplo para muchos autores de generaciones posteriores a mitad del siglo XIX, que llevan, en el ADN de sus obras literarias, los genes de la obra del malaventurado Poe.

Las raíces de este “tronco” vienen dadas, en específico, por la obra de Mary Shelley: Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), incluyendo las historias fantasmagorianas de la literatura alemana del siglo XVIII (cuya influencia nunca confesada le criticaban a Edgar Poe, que respondía: “El horror no es de los alemanes, el horror es del alma”), que inspiraron la obra generada en la Villa Diodati, allá por 1816.

Además, con influencia de autores como Lord Byron, Thomas Moore, Goethe, Poe inicia una poética que, sin desentender la métrica y rima, nos aplica un mensaje cifrado dentro de una estructurada dosificación de su lírica. A su obra le siguen autores como Baudelaire –quien según Apollinaire adaptó los sentimientos morales de Poe a su lirismo- Mallarmé, Paul Valery, que marcan la ruta de la poesía moderna.

En el siglo XX podemos seguir la pista de la génesis de Poe en autores como Kafka, Joyce y, por supuesto, Borges.

El autor de El Aleph dedicó a Edgar Allan Poe un ensayo sobre su obra, publicado en 1949, donde justifica las neurosis, alcoholismo, pobreza y mala fortuna del autor de El cuervo como elementos detonantes de toda su obra. Más que el método, según Borges la obra de Poe se nutría en extremo por sus vivencias y situaciones límite que enfrentaba.

En su ensayo Método de la composición (En inglés: The Philosophy of Composition), publicado en la revista Graham’s Magazine de Filadelfia en abril de 1846. Edgar Allan Poe propone –en respuesta a Charles Dickens, por un ensayo sobre el método creativo de Godwin- una teoría propia sobre el método de escritura adecuado para cuento y poesía, al analizar a detalle su poema El cuervo, donde el análisis de todos los elementos, antes de iniciar la escritura del texto en cuestión, revisten gran importancia.

Según Poe, la obra ha de escribirse después de que el autor haya decidido primeramente cuál va a ser su desenlace y cuál el efecto emocional que desea causar en el lector. Una especie de navegación “con brújula” en el trabajo literario. Para Poe, hasta que estos elementos han sido determinados, pueden decidirse –con facilidad– los demás asuntos correspondientes a la composición del trabajo, como el tema, ambiente, personajes, conflicto y argumento.

En su ensayo sobre composición, Edgar Allan Poe resalta la importancia de decidir previamente detalles como: la dimensión del texto (para El cuervo decide, antes de iniciar, que deben ser 18 estrofas de 6 versos cada una), el terreno o ideología (para este caso: el amor), el tono del mensaje (triste y de luto, para El cuervo), las claves de la obra (un animal relacionado a la muerte), así como la originalidad en la técnica, que la aplica en una frase repetitiva y con tono ascendente al final de cada estrofa: “nevermore” o nunca más.

Fuera de todo método de escritura, los textos de Poe resaltan por la originalidad insólita y temas nunca antes tratados, demostrando también que la obra literaria lleva una buena parte de trabajo arduo para su realización.


Publicado en el periódico Ecodiario, el 27 de noviembre 2022