domingo, 29 de junio de 2025


 

Salinger: Mito y Memoria

 


Vivo en un mundo, pero no formo parte de él

J. D. Salinger


65 millones de libros vendidos es una cantidad muy grosera. Así se coloca El Guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, como uno de los libros más vendidos de la historia. En la emisión anterior comentamos este libro, así como la vida y obra del autor que en 1965 decidió no publicar más y desde 1953 vivió aislado de los simples mortales, hasta el 2010, cuando sucedió su muerte. También hablamos de 3 películas que nos dan una semblanza de J. D. Salinger, pero siempre existen muchas incógnitas sobre el mito que formó en la sociedad americana con sus libros y su encierro. Así que hoy abordaremos un poco las preguntas que están en el aire y otros libros que nos hablan sobre su vida.

Mito 1: El guardián entre el centeno inspiró a tres magnicidas a cometer un crimen. Que de 65 millones de ejemplares hayan brotado tres asesinos, es, dijéramos, daño menor, o no debe atribuirse la causa a la historia de Holden Caulfield, sino a la locura ya nata de los que orquestaron la muerte de John Lennon y de la actriz Rebecca Shaeffer, así como el intento de asesinato de Ronald Reagan. El libro cambió la vida de muchos y generó cambios en una sociedad ansiosa de rebeldía, pero, en su mayoría fueron positivos.

Cabe citar aquí la introducción que hace Carlos fuentes a la traducción al español de la Antología del cuento norteamericano, que abarca autores desde 1820 hasta 1999, y, por cierto, no incluye a J. D. Salinger (porque el autor no lo permitió): «Para Richard Ford, el cuento nos abre a la vida, pero también la protege. Reinventa. Revalora. Admite lo que la convención rechaza. Es un vuelco del corazón. Es una epifanía instantánea. Y le da a la vida de cada lector lo que a cada lector le falta en la vida. Límites de pensamiento. Educación de los sentidos.» Carlos Fuentes nos expresa en esta cita, que las historias pueden hacernos reaccionar, pero a cada quién de manera distinta.

Mito 2: En su encierro escribía todos los días, pero no le interesaba publicar. Para este mito, y los subsecuentes, vale la pena hablar de tres libros que entran a fondo a la vida de Salinger y todo lo que sucedió desde su encierro:

Mi verdad, de Joyce Maynard (2000). Para aclarar el mito de que a Salinger le gustaban las jovencitas, Joyce Maynard publica esta autobiografía sobre los 9 meses que vivió con Jerome David (J. D.), cuando ella tenía 18 años y él 53. Y para respaldar estas declaraciones, la casa de subastas Sotheby’s vendió en 156 mil dólares las Cartas escritas por Salinger a Joyce en 1972, donde Salinger le escribe a la joven estudiante en la universidad de Yale, quien abandonó la escuela para irse a vivir con Salinger. Las cartas describen, además, la necesidad de proteger la fuente de creatividad de Jerome David de la curiosidad del mundo. En esta autobiografía, Maynard apunta que la excesiva privacidad de Salinger provenía de saber que sus actividades personales, incluyendo sus relaciones con mujeres más jóvenes pudieran manchar su reputación.

El guardián de los sueños, de Margaret Salinger (2002). La hija de Salinger publicó este libro como el vengativo retrato de un padre distante y autoritario. Para Margaret su padre no es dueño de la bondad que sus personajes tanto promocionan: es cruel y ferozmente misántropo. Según este libro J. D. se sume en el silencio porque no le satisface su obra y se recluye porque su misantropía lo orilla inexorablemente al ostracismo.

Dice la autora “para mi padre tener algún fallo es motivo de repulsión, tener un defecto es ser un desertor, un traidor o una traidora. No me extraña en absoluto que su mundo esté tan vacío de personas reales ni que sus personajes de ficción se suiciden tan a menudo”.

su hija afirma en el libro que el padre no está satisfecho con su obra y prefiere guardar silencio que publicar algo menor a las obras que tanta fama le hicieron.

Salinger, de Shane Salerno y David Shields (2014). Con más de ciento cincuenta fotos nunca antes publicadas, cartas, fragmentos de diarios y el testimonio de más de doscientas personas, muchas de las cuales se habían negado antes a contar su relación con Salinger, David Shields y Shane Salerno dan respuesta, por fin, a importantes incógnitas, aportando datos interesantes:

Entre la habitación en la que J. D. Salinger escribía y su dormitorio, en la granja de Cornish (New Hampshire), había una misteriosa caja fuerte.

Joyce Maynard cuenta que en 1972 lo escuchaba «escribir a máquina todos los días». Escribía y no publicaba, y aquellos textos iban a parar a la caja fuerte.

En una entrevista telefónica en The New York Times en 1974, Salinger afirmaba: «Hay una paz maravillosa en no publicar. Es pacífico. Tranquilo. Publicar es una terrible invasión de mi vida privada. Me gusta escribir. Amo escribir. Pero escribo solo para mí mismo y para mi propio placer». 

El poeta Alastair Reid, uno de sus amigos, reveló que «hay más libros. Yo sé que existen. Me los ha enseñado». 

En 1980, Betty Eppes, una de las pocas periodistas que consiguió entrevistarlo, le preguntó en qué estaba trabajando por entonces. «Una cosa le diré: es mucho más relevante que nada de lo que escribí sobre Holden Caulfield».

Su hija Margaret señaló en una entrevista a la National Public Radio que en una ocasión su padre la dejó entrar en su estudio y le enseñó unas carpetas en las que un punto rojo significaba que el contenido estaba listo para publicarse tras su muerte y un punto verde que requería corrección.

Shields y Salerno apuntan que en 2008 Salinger asignó los derechos de autor de El guardián entre el centeno y otras obras a la Fundación Literaria J. D. Salinger. Tras su muerte en 2010, «su mujer, Colleen M. Salinger, y su hijo, Matthew R. Salinger, se convirtieron en coadministradores de la institución». Eso los obliga a cumplir dos deseos del escritor: impedir cualquier versión cinematográfica de El guardián entre el centeno, y facultar un calendario concreto para la publicación póstuma de la obra que se había pasado cuarenta y cinco años escribiendo.

Al parecer se anunció que a partir del 2020 se iniciaría con la publicación de esta obra póstuma, cosa que no ha sucedido, lo cual aumenta el mito de que existan, que cuenten con una calidad similar, mínimo, a El guardián entre el centeno o de que se traten de temas diferentes a los ya contados en su obra publicada, pues quien vive encerrado a cal y canto, quien se aleja así del mundo, no puede narrar otra cosa. Esperemos con mesura conocer nueva-antigua obra de Salinger, tal vez eso hará morir todos los mitos.

 

Este artículo se publicó en el periódico

Ecodiaio de Zacatecas el 22 de junio del 2025


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