domingo, 29 de junio de 2025

 

¿Retromodernismo?

 


La tecnología cambia rápidamente;

las personas cambian lentamente.

Don Norman

El diseño de las cosas cotidianas

 

Odio la narrativa en primera persona, sobre todo en personas que invariablemente no les importa compartirnos los datos, sino que su principal autoencomienda es darnos a conocer que es un fregón sabihondo, aunque en su texto demuestre lo contrario y, sobre todo nos haga ver que no escribe el autor, sino su agrandado ego. Pero como soy uno de los involucrados en el cambio vertiginoso de los avances de la modernidad de este siglo, es menester contarles algunas cosas desde la anterior centuria, de la cual sólo permanecemos los de la (mal) llamada tercera edad. Así pues.

El análisis del Consumer Trends 2025, estudio de tendencias de mercado y para entender las necesidades y demandas de la población que determinarán el devenir del año, afirma que en las nuevas generaciones se está produciendo un cierto tipo de “nostalgia” hacia lo NO vivido, ya que, con la rápida circulación de información, los jóvenes acceden a historias, películas, música y otras joyas que en el pasado tuvieron su propia vida y hoy parecen resucitar en la marea digital del internet y todas sus aplicaciones. Decía mi señor padre: “Todo tiempo pasado fue mejor” a lo cual, en su versión 2.0 podríamos argüir: Todo tiempo vivido fue mejor.

Cuando yo era un crío, no nos permitían escuchar música de Led Zeppelin, Pink Floyd, Deep Purple y todo aquel rock que hoy está en la cima de la buena música de todos los tiempos –muy superior a lo que se produce hoy en día (lo vengo diciendo desde los noventas del siglo pasado)– porque “eso es música de mariguanos”, decían. Y tenían razón, pero mi generación (que no es baby boomer, como la catalogan a los nacidos posguerra II, ni X, más bien fuimos una generación pre-fin-del-mundo, pues nos decían que el mundo se iba a acabar en el año 2000), aunque un poco tarde, disfrutó de primera mano, toda esta ola de buena música, buen cine, buenos momentos, en los que no hacía falta una gran tecnología como la actual para pasarla superbién. Un tipo de vida sin complicaciones.

La era actual, llamada también “de la incertidumbre” por la seria amenaza de que el apocalipsis se presente de la noche a la mañana con una tercera guerra mundial o alguna estupidez de los mandatarios mundiales, también, como mi generación, está con el-fin-del-mundo debajo de la lengua y, de acuerdo a las tendencias del Consumer Trends 2025, muchos jóvenes generación alfa están regresando al pasado, donde todo era más sencillo, pero también se enfrentaban tabúes y falta de derechos en algunos sectores sociales.  

Con el exceso de información y la hiperconectividad, la gente que mira hacia atrás, no lo hace con nostalgia, sino buscando un refugio para el oscuro devenir. Los valores tradicionales se han vuelto una forma de rebeldía cultural.

Según el informe Culture Next de Spotify, el 54% de la población joven admite admirar los contenidos del pasado por considerar que «todo parecía más sencillo». Parece que revivir el pasado se convierte en un nuevo fenómeno mundial, pero, ¿vale la pena? Este fenómeno –llamado Trad Trap– admite que, si el presente no ofrece respuestas, entonces hay que buscarlas en el pasado.

OK, yo regreso al pasado en mi archivo de recuerdos. Mi santa madre nos hacía empanadas, donas y muchos platillos que hoy se venden (caros) en paquetes y más paquetes, y está llenos de conservadores, azúcar fabricada de maíz transgénico y cosas así. La nueva generación trata de regresar a las cosas naturales ante tanta oleada de productos sobre-elaborados, como se vivía hace muchos años. Pero también recuerdo que mi santa madre, como muchas mujeres de aquella época, eran dominadas por un líder de familia machista y misógino, que les impidió desarrollarse en cumplir algún sueño.

Regresar a roles de género rígidos y a estructuras familiares que dejaban fuera muchas realidades, así como a modelos de autoridad que limitaban la diversidad, es una mala idea. Por eso en muchos de los casos del fenómeno Trad Trap, se vive desde lo digital, lejos de significar un futuro tangible.

El caso de Roro Bueno, es un buen ejemplo. La joven española presenta en Tik Tok recetas tradicionales y labores del hogar, pero ha sido señalada por perpetuar ciertos estereotipos de género, aunque ella se define feminista y afirma cocinar por placer.

¿Volver al pasado con las herramientas modernas? No es una mala idea que ya se desarrolla en algunos aspectos sociales. El modernismo de grandes inventos está bajando su ritmo mientras la recuperación de tradiciones, de cuestiones en las que no se necesita la intervención de una gran paraestatal, va en auge.

Yo les dije a finales de los 80 del siglo XX que el CD (disco compacto) iba a fracasar… y le atiné. Hoy regresan algunos vinilos de reproducción análoga como piezas de colección. En fin, la vida tamizará las tendencias para darnos lo mejor de todos los tiempos. Espero.


Este artículo fue publicado en el periódico 

Ecodiario de Zacatecas el 29 de junio del 2025


 

Salinger: Mito y Memoria

 


Vivo en un mundo, pero no formo parte de él

J. D. Salinger


65 millones de libros vendidos es una cantidad muy grosera. Así se coloca El Guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, como uno de los libros más vendidos de la historia. En la emisión anterior comentamos este libro, así como la vida y obra del autor que en 1965 decidió no publicar más y desde 1953 vivió aislado de los simples mortales, hasta el 2010, cuando sucedió su muerte. También hablamos de 3 películas que nos dan una semblanza de J. D. Salinger, pero siempre existen muchas incógnitas sobre el mito que formó en la sociedad americana con sus libros y su encierro. Así que hoy abordaremos un poco las preguntas que están en el aire y otros libros que nos hablan sobre su vida.

Mito 1: El guardián entre el centeno inspiró a tres magnicidas a cometer un crimen. Que de 65 millones de ejemplares hayan brotado tres asesinos, es, dijéramos, daño menor, o no debe atribuirse la causa a la historia de Holden Caulfield, sino a la locura ya nata de los que orquestaron la muerte de John Lennon y de la actriz Rebecca Shaeffer, así como el intento de asesinato de Ronald Reagan. El libro cambió la vida de muchos y generó cambios en una sociedad ansiosa de rebeldía, pero, en su mayoría fueron positivos.

Cabe citar aquí la introducción que hace Carlos fuentes a la traducción al español de la Antología del cuento norteamericano, que abarca autores desde 1820 hasta 1999, y, por cierto, no incluye a J. D. Salinger (porque el autor no lo permitió): «Para Richard Ford, el cuento nos abre a la vida, pero también la protege. Reinventa. Revalora. Admite lo que la convención rechaza. Es un vuelco del corazón. Es una epifanía instantánea. Y le da a la vida de cada lector lo que a cada lector le falta en la vida. Límites de pensamiento. Educación de los sentidos.» Carlos Fuentes nos expresa en esta cita, que las historias pueden hacernos reaccionar, pero a cada quién de manera distinta.

Mito 2: En su encierro escribía todos los días, pero no le interesaba publicar. Para este mito, y los subsecuentes, vale la pena hablar de tres libros que entran a fondo a la vida de Salinger y todo lo que sucedió desde su encierro:

Mi verdad, de Joyce Maynard (2000). Para aclarar el mito de que a Salinger le gustaban las jovencitas, Joyce Maynard publica esta autobiografía sobre los 9 meses que vivió con Jerome David (J. D.), cuando ella tenía 18 años y él 53. Y para respaldar estas declaraciones, la casa de subastas Sotheby’s vendió en 156 mil dólares las Cartas escritas por Salinger a Joyce en 1972, donde Salinger le escribe a la joven estudiante en la universidad de Yale, quien abandonó la escuela para irse a vivir con Salinger. Las cartas describen, además, la necesidad de proteger la fuente de creatividad de Jerome David de la curiosidad del mundo. En esta autobiografía, Maynard apunta que la excesiva privacidad de Salinger provenía de saber que sus actividades personales, incluyendo sus relaciones con mujeres más jóvenes pudieran manchar su reputación.

El guardián de los sueños, de Margaret Salinger (2002). La hija de Salinger publicó este libro como el vengativo retrato de un padre distante y autoritario. Para Margaret su padre no es dueño de la bondad que sus personajes tanto promocionan: es cruel y ferozmente misántropo. Según este libro J. D. se sume en el silencio porque no le satisface su obra y se recluye porque su misantropía lo orilla inexorablemente al ostracismo.

Dice la autora “para mi padre tener algún fallo es motivo de repulsión, tener un defecto es ser un desertor, un traidor o una traidora. No me extraña en absoluto que su mundo esté tan vacío de personas reales ni que sus personajes de ficción se suiciden tan a menudo”.

su hija afirma en el libro que el padre no está satisfecho con su obra y prefiere guardar silencio que publicar algo menor a las obras que tanta fama le hicieron.

Salinger, de Shane Salerno y David Shields (2014). Con más de ciento cincuenta fotos nunca antes publicadas, cartas, fragmentos de diarios y el testimonio de más de doscientas personas, muchas de las cuales se habían negado antes a contar su relación con Salinger, David Shields y Shane Salerno dan respuesta, por fin, a importantes incógnitas, aportando datos interesantes:

Entre la habitación en la que J. D. Salinger escribía y su dormitorio, en la granja de Cornish (New Hampshire), había una misteriosa caja fuerte.

Joyce Maynard cuenta que en 1972 lo escuchaba «escribir a máquina todos los días». Escribía y no publicaba, y aquellos textos iban a parar a la caja fuerte.

En una entrevista telefónica en The New York Times en 1974, Salinger afirmaba: «Hay una paz maravillosa en no publicar. Es pacífico. Tranquilo. Publicar es una terrible invasión de mi vida privada. Me gusta escribir. Amo escribir. Pero escribo solo para mí mismo y para mi propio placer». 

El poeta Alastair Reid, uno de sus amigos, reveló que «hay más libros. Yo sé que existen. Me los ha enseñado». 

En 1980, Betty Eppes, una de las pocas periodistas que consiguió entrevistarlo, le preguntó en qué estaba trabajando por entonces. «Una cosa le diré: es mucho más relevante que nada de lo que escribí sobre Holden Caulfield».

Su hija Margaret señaló en una entrevista a la National Public Radio que en una ocasión su padre la dejó entrar en su estudio y le enseñó unas carpetas en las que un punto rojo significaba que el contenido estaba listo para publicarse tras su muerte y un punto verde que requería corrección.

Shields y Salerno apuntan que en 2008 Salinger asignó los derechos de autor de El guardián entre el centeno y otras obras a la Fundación Literaria J. D. Salinger. Tras su muerte en 2010, «su mujer, Colleen M. Salinger, y su hijo, Matthew R. Salinger, se convirtieron en coadministradores de la institución». Eso los obliga a cumplir dos deseos del escritor: impedir cualquier versión cinematográfica de El guardián entre el centeno, y facultar un calendario concreto para la publicación póstuma de la obra que se había pasado cuarenta y cinco años escribiendo.

Al parecer se anunció que a partir del 2020 se iniciaría con la publicación de esta obra póstuma, cosa que no ha sucedido, lo cual aumenta el mito de que existan, que cuenten con una calidad similar, mínimo, a El guardián entre el centeno o de que se traten de temas diferentes a los ya contados en su obra publicada, pues quien vive encerrado a cal y canto, quien se aleja así del mundo, no puede narrar otra cosa. Esperemos con mesura conocer nueva-antigua obra de Salinger, tal vez eso hará morir todos los mitos.

 

Este artículo se publicó en el periódico

Ecodiaio de Zacatecas el 22 de junio del 2025


sábado, 14 de junio de 2025

 

Holden y el viaje del antihéroe


 J. D. Salinger para iniciados, con spoilers

 

Sally sabía muchísimo de obras de teatro, literatura

y esas cosas. Si alguien sabe mucho de esas cosas

se tarda bastante en descubrir si es estúpido o no.

J.D. Salinger

El Guardián entre el centeno

 

Calificada como una obra maestra de la literatura del siglo XX, El Guardián entre el centeno, de J. D. Salinger, ha sido fuente de debate sobre los múltiples significados que arroja la narrativa en primera persona de Holden Caulfield, joven de 16 años, que a veces parece tener 30, como su autor en la época en que lo escribió, o a veces 10, como su hermana Phoebe en la obra, que le soluciona el clímax. Lo cierto es que su lectura nos da lecciones en la forma de encontrar la madurez (o no, según el lector), de ser rebelde a la vida… todo entre un Nueva York posguerra de un país que gritaba el progreso a los cuatro vientos.

Publicada en 1951, con narrativa platicona llena de personajes (casi 50), digresiones y ambigüedades, pero que nunca nos separa de la lectura. Podríamos decir que el lugar común es el alcohol, sexo y el desinterés como signo de rebeldía, pero las digresiones son el hilo conductor. Hay mucho que contar, pero, en el curso de la historia, hay quienes con la lectura de El Guardián entre el centeno se vuelven pro-Holden, anti-Holden o yo-soy-Holden. Según.

Todo el mundo comenta El Guardián entre el centeno, aunque no todo el mundo lo haya leído, pero entrar en esta novela corta es rápido y siempre te hará pensar sobre tu propia vida. Surgen preguntas y algunas de ellas quedan en nosotros mismos.

La novela es más fraternal que visual. No es narrativa tipo cine, como se usa actualmente, nos da cierta animadversión hacia Holden y lo que piensa o decide a cada momento de su viaje. No es un Viaje del Héroe, como el esquema narrativo del cine, tampoco –aunque su alcoholismo temprano, repulsión a la gente, malas decisiones, lo muestren como tal– un antihéroe.

El guardián entre el centeno (¿Por qué el título?) representa la lucha por la inocencia frente a la hipocresía del mundo adulto. Holden, al ser expulsado de la escuela, se embarca en un viaje por Nueva York, donde experimenta situaciones que reflejan su crisis existencial y su rechazo a la sociedad superficial, a la cual pertenece. Holden no se adapta a las normas impuestas. Pero cada decisión que toma en este viaje lo acerca un poco hacia una madurez, o por lo menos el camino. Eso dice la banda promocional.

El autor. Conociendo la vida de Salinger, nos damos cuenta que los niveles de Autor-narrador-protagonista son cruzados sin avisar, lo cual es parte de la conexión que logra con el lector para que este lo haga una experiencia muy personal.

J. D. Salinger vivió una vida marcada por su lucha para mantener su privacidad. Muchas de sus vivencias las plasma en unos u otros personajes de su obra magna. Fue testigo de los horrores de la guerra (la segunda del XX) participó del desembarco en Normandía. Esto influyó en su obra, y le trajo problemas psiquiátricos. Intentó superar su trauma a partir del descubrimiento de la meditación Advaita Vedanta, a la cual consagró el resto de su vida.

A pesar de su fama, Salinger se retiró de la vida pública, aunque continuó escribiendo en privado. Dejó de publicar en 1965, aunque continuó escribiendo y guardó obras inéditas en una caja fuerte. Su hijo Matt, albacea de la obra, trabaja en la ordenación de ese archivo inédito y en combatir los "mitos falsos" sobre su padre.

Luego del éxito gracias a El Guardián entre el Centeno (1951), novela donde uso facetas de personajes utilizados en dos cuentos publicados en 1945 y 1946, llegó Nueve Cuentos (1953), una selección de sus mejores cuentos. Posteriormente publicó a Franny y Zooey (1961), historia que utiliza rasgos de otros relatos publicados en The New Yorker. En 1963, publicó Levantad, carpinteros, la viga del tejado y Seymour: Una Introducción, en un mismo volumen. En 1965 publica su última obra conocida: Hapworth 16, 1924, donde cierra el ciclo de Seymour Glass, otro alter ego redundante. En 1997 este relato fue editado como libro, sin éxito. J.D. Salinger murió el 27 de enero de 2010.

Tres pelis: Salinger y su descendencia nunca han permitido que la novela sea llevada al cine, pero existen tres filmes que nos acercan más al autor y su obra, dos de ellos basados en libros:

La película Rebelde entre el centeno (2017) sigue la vida de Salinger centrándose en las circunstancias que rodean la creación de El guardián entre el centeno. Está basada en el libro "J.D. Salinger: Una vida oculta" de Kenneth Slawenski. Después de leer la novela, con esta película comprendes el proceso creativo del autor.

Mi año con Salinger (2020), basada en el libro del mismo nombre, de Joanna Rakoff, narra el episodio vital de una joven poeta que consigue un trabajo en la editorial donde J.D. Salinger (no) publica, y es la encargada de (no) contestar los cientos de cartas que le llegan al autor de El Guardián entre el centeno. Jerry, así le dicen, aparece de manera fantasmal en el filme, pero la historia nos da algunas facetas de su vida a fines del siglo XX.

Coming trough te rye (2015), traducida al español como Viniendo a través del centeno, nombre de un poema y una canción, es una peli donde un joven tipo “yo-soy-Holden” (virgen, también), cree estar destinado a adaptar al cine "El guardián entre el centeno" para interpretar a Holden Caulfield. y busca el permiso de J.D. Salinger, pero en el camino se enfrenta al amor, el sexo y la pérdida. Ñoño, pues. Lo interesante de este filme es el diálogo de este chico con Salinger, donde el autor explica por qué no quiere que su obra sea llevada al cine NUNCA.

Mi versión de los hechos. La verdad, en mi lectura de esta novela, en algunos momentos fui anti-Holden, otras Pro-Holden, pero terminé sintiéndome Holden cuando todas las cosas confluyeron en el momento de tomar la decisión más delicada: “Qué quiero ser”.

Entre todas las dicotomías que aquejan la juventud de Holden, como las experiencias dolorosas en contra de la insensibilidad; la divergencia entre amor y sexo; el adiós a la inocencia, donde existen un par de metáforas (el mismo título) sobre la pérdida de inocencia –o la rebeldía de Holden a renunciar a ella– y la madurez, la cual, por debajo del agua helada donde no hay patos, llega en un momento al final de la novela; La falsedad contra la autenticidad: se contradice cuando odia a la gente falsa y él mismo miente sin ton ni son. A veces pensamos que su narrativa es toda una mentira, pero no. Otras situaciones que enfrenta Holden son la vida y la muerte, la falta de figuras con autoridad, que a la vez le generan una sensación de soledad en cualquier escuela de la que es corrido.

Pero a lo largo del viaje Holden recurre a los versos de un poema de Robert Burns, que al encontrarse con su hermana Phoebe descubre que lo recordaba mal y volver a estos versos le da algunas repuestas, aquí el poema completo A través del centeno, que nos arroja luz sobre el protagonista:


A través del centeno, pobre chica, 

A través del centeno, 

Arrastraba las enaguas. 

A través del centeno.


Si dos personas se encuentran 

A través del centeno, 

Si dos personas se besan. 

¿Tiene alguien que llorar?


Si dos personas se encuentran 

A través de la cañada; 

Si dos personas se besan, 

¿Tiene el mundo que saberlo?


Jenny es una pobre chica empapada; 

Jenny casi nunca está seca;

Arrastraba las enaguas, 

A través del centeno.

Otra de las guías para resolver sus grandes dudas surge del señor Antolini, su ex maestro de literatura, en una plática donde le expresa la frase de Wilnelm Stekel: “Lo que distingue al hombre inmaduro es que desea morir noblemente por una causa, mientras lo que distingue al hombre maduro es que desea vivir humildemente para una causa”.

“Por dentro debo ser el peor pervertido que han visto en su vida” piensa Holden en algún momento de su viaje, pero cuando la pequeña Phoebe lo amenaza con seguir sus pasos, Holden le confiesa lo que le gustaría hacer en esta vida: “Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería, pero es lo único que de verdad me gustaría hacer”.

Las peripecias de Holden Cauldfiel en Nueva York toman forma con esta confesión, donde se siente dispuesto a enfrentar lo que venga con valor. Por eso el título. Leer El Guardián entre el centeno nos hará sentir ese momento que en alguna vez todos debemos enfrentar. Se los recomiendo.


Este artículo se publicó en el periódico

Ecodiario de Zacatecas, el 15 de junio del 2025

 


lunes, 9 de junio de 2025

 

Acordeón para saltar al precipicio

 

 “La pérdida del humanismo

es una puerta abierta a la ignorancia”

Ramón Andrés

 

El Diablo compra nuestra alma

con Becas del Bienestar

JR / Bufonerías

 

Las instrucciones son claras: Camine derechito, sin mirar a un lado o al otro, como caballo de fiesta taurina; sin poner atención a lo que sucede al frente estaría mejor. Sin escuchar las voces leídas y escribidas que le dicen que está cometiendo una pendejada, por decir poco. Olvide que tiene derecho a elegir detenerse o dar vuelta a otro camino. Cuando esté al borde del precipicio no corra, no salte, pero no se detenga, camine como si no pasara nada, porque, si lo piensa bien, no va a pasar nada. NO se detenga, siga, solamente libérese de la coherencia y la verdad. NO salte… déjese caer.

Por supuesto que NO estoy hablando del recién suscitado simulacro electoral en México, sería darle mucha importancia a un evento histriónico de cuarta. Lo que sucede en el mundo, con la humanidad, llamémosla generación post Alfa, es un fenómeno de completo abandono a todo lo importante y el favoritismo exponencial a lo trivial. A los siete años me di cuenta que el sistema político electoral de este, que quién sabe si alguna vez haya sido país, apestaba. Pero cada vez hay más gente que no está lista para saberlo. Ahora, más que un acordeón que nos diga a donde ir a ciegas, necesitamos un manual para enfrentar al Diablo, empezando por saber quién es el diablo.

Pero aquí hablamos de libros. Existen algunas recomendaciones lectoras para darnos cuenta de por qué TODO está mal y algunas posibles salidas a este fin del mundo humanístico.

Ramón Andrés, filósofo y poeta español, autor de ‘Despacio el mundo‛ y ‘Filosofía y consuelo de la música’, en entrevista otorgada a WMagazine, nos pone alerta sobre algo que ya está muy presente y amenaza empeorar:

¿Vivimos un Retromodernismo? 'Despacio el mundo' es una especie de llamado a la rebelión contra este sistema acelerado que tiende a la deshumanización. Ramón Andrés lo hace a través de piezas literarias de 52 pinturas protagonizadas por músicos en el momento de afinar sus instrumentos. En su libro explica por qué es importante afinar todo en la vida y reivindica la mística y la búsqueda de la excelencia. “Diferentes poderes distorsionan la vida y la forma de relacionarnos con nosotros mismos y con el resto de seres que habitan el planeta”. Dice.

Son cuadros creados entre los siglos XV y XVIII, umbral de los grandes cambios para la humanidad que han moldeado nuestro presente. En el libro, entabla un diálogo con la historia cultural y del pensamiento. “Una biografía de la vida humana desde la esquina de la música, desde el lugar que más conecta a las personas con su propio ser, con los demás y con la existencia misma”.

Ramón establece una metáfora que nos remite al origen, al paso del caos al cosmos. Es una refutación hecha a este mundo acelerado, que ni siquiera sabe qué busca alcanzar.

Nos hace saber que para tomar una decisión es necesario conocer lo más posible la causa y efecto de lo que nos ocupa: documentarse, leer, leer y leer más nos ayuda a no hacer elecciones equivocadas.

Otra recomendación literaria que nos ayuda, no sólo a decidir, sino a superarnos en base al conocimiento de nosotros mismos, es un libro poco conocido del autor de libros de autoayuda Napoleon Hill: Burlar al Diablo.

En este libro, Napoleon Hill, como en la Divina Comedia, baja hasta lo más profundo del infierno para encontrar una salida. Estamos ante una entrevista entre Hill, que en el libro es Mr. Earthbound (terrestre) y el diablo (que representa nuestro yo interior oscuro), en donde Hill descubre los secretos de la libertad y el éxito al evaluar los mayores obstáculos que enfrentan los humanos para alcanzar sus metas personales.

El Libro ofrece importantes consejos: "El mayor demonio que enfrentamos es el miedo; superarlo es el primer paso hacia el éxito."

Napoleón Hill descubre los numerosos trucos del diablo para impedir que alcancemos todo nuestro potencial, dándonos diez puntos para ayudar a los lectores a liberarse del miedo, la procrastinación y otras limitaciones autoimpuestas que les impiden alcanzar sus metas.

1: Las Herramientas del Diablo. El Diablo tiene varias herramientas para impedir que las personas alcancen su potencial: el miedo, la dilación y las limitaciones autoimpuestas.

2: La importancia de un propósito definido. Saber lo que quieres y crear un plan para conseguirlo te ayuda a mantenerte comprometido con tus objetivos.

3: El poder de la autosugestión. Al dirigir conscientemente tus pensamientos, puedes programar tu mente para lograr los resultados deseados.

4: El papel del entorno en el éxito. El entorno desempeña un papel importante en el éxito. Rodearse de influencias positivas y eliminar las negativas influye para alcanzar los objetivos.

5: Los beneficios de las alianzas. Un grupo de personas con ideas afines que trabajan juntas para alcanzar un objetivo común, es la ruta del éxito.

6: El arte de tomar decisiones. La indecisión puede hacer que pierdas oportunidades y obstaculizar tu progreso. Cultiva el hábito de tomar decisiones con prontitud y ceñirte a ellas.

7: El poder de la persistencia. La persistencia es la capacidad de seguir trabajando para alcanzar tus objetivos, incluso frente a obstáculos y contratiempos.

8: La importancia de la autodisciplina. Si dominas la autodisciplina, podrás resistir las tentaciones que pueden distraerte de tus objetivos.

9: El valor del tiempo. El tiempo es nuestro recurso más valioso. Aprender a gestionarlo con eficacia puede ayudarte a aprovechar al máximo las oportunidades.

10: El poder de la fe. Creyendo en ti mismo y en tus capacidades, puedes desarrollar la confianza y la determinación necesarias para triunfar.

Hill concluye que hay tres factores importantes a superar: el hábito de la indecisión, la ley del compás hipnótico, a través del cual todos los hábitos se hacen permanentes, y el elemento del tiempo.

“Este es un trío de fuerzas que obstaculizan los destinos de todos los hombres … La mayoría de las dificultades que las personas enfrentan son su propia creación. Pocas veces las dificultades son consecuencia de circunstancias inmediatas, por lo general son el culmen de una serie de circunstancias que se han consolidado a través del hábito de la indecisión y con la ayuda del tiempo”. Asegura.

Hay que tomarlo en cuenta. Muchas personas en la actualidad poseen una mentalidad de víctima, que la utilizan como excusa para no responsabilizarse de sus propias vidas y esperar la “ayuda” de las autoridades. Así nunca se progresa.

Leer nos ayuda a conocer que existen mejores mundos, sólo hace falta esforzarse para llegar a ellos.

 

Este artículo fue publicado en el periódico

Ecodiario de Zacatecas el 8 de junio del 2025

 

 

domingo, 1 de junio de 2025

 

La evolución poética donde la “Nada” no existe

 


Acercamiento a la poesía de Ildefonso Moreno y

Todas las noches viajo a la nada

 

“Creo que el diablo no existe,

pero el hombre lo ha creado,

lo ha creado a su imagen y semejanza”

Fiodor Dostoyevski

Los hermanos Karamazov

 

La poesía puede embelesarnos o descorazonarnos al primer atisbo, pero hace falta una segunda o n lecturas para alcanzar a llegar a una conexión efectiva con el poeta o entender el significado de lo expuesto en los versos; pues, como siempre, aun después de conocer el título, en nuestra primera lectura partimos del “No-saber”, de la nada, como lo explicara Donald Barthelme en una de sus conferencias sobre el proceso creativo. Al ojear poesía no debemos olvidar que el poeta es una persona capaz de leer la vida, que no es poca cosa; por eso, a veces, la dificultad del entendimiento. Barthelme nos habla de que en toda historia empezamos de cero y se van agregando los elementos de la narrativa como ejecutar una sorpresiva y estudiada receta de cocina.

Todas las noches viajo a la nada, en base a esta primicia, nos invita a una cruzada donde se van integrando uno a uno los elementos. Y la poesía viene a ser un diálogo entre lo que nunca llegaremos a conocer y lo que adivinamos en los sueños. De eso trata este libro.

Pero ¿por qué hablo de narrativa en la poesía? La lirica de Ildefonso Moreno nos da pistas de que el viaje no será del todo placentero. Nos sumergimos en una historia que a lo largo de sus páginas no relata este libro, pero nos va revelando todos los ingredientes.

Entramos en el campo de la ficción, donde, como diría Juan Rulfo, que no era poeta, pero se las sabía todas, “En literatura sólo existen tres temas: El amor, la vida y la muerte. Y resulta que Ildefonso Moreno nos trae en esta publicación un nuevo tema: La nada.

¿De qué trata, de nada?

“Sabía que existía un punto fragmentado entre lo que imaginé y lo que no sucedió”, dice, como cuando el destino fluye jugando con el tiempo e intentamos recorrer la senda caminada sin saber dar pasos atrás. Hay un trayecto que no permite pisadas en falso. Y este camino lo recorre el poeta.

El poeta hace que escuches el ruido del árbol al caer, donde nadie estuvo, eso que Berkeley niega que haya existido. E Ildefonso Moreno llena de estrépito sus versos con imágenes que nadie vio, pero que saturan nuestro iris al leerlo.

Este poeta cruza la barrera por encima de la narrativa y nos da una meta-visión de los tres niveles: autor, narrador y protagonista, que en Todas las noches viajo a la nada son uno solo y somos todos.

¿Cómo es el viaje de esta meta-historia?

Hay un cuento de Stephen King titulado El aviador nocturno, en el cual las distancias se transitan en la umbra y la muerte avanza en ese desconcierto Berkeliano de “nadie vio”. En los versos de Ildefonso la vida transita así, como un recuerdo furtivo que es perseguido por la búsqueda de la verdad, pero, a veces, sólo encuentra un bosque de árboles caídos en el silencio.

Las inclemencias del recuerdo siempre tiñen cada lágrima de plúmbago iridiscente. La poesía de Ildefonso Moreno en Todas las noches viajo a la nada nos lleva a ese viaje nocturno sin reservación, donde retoma las horas de una huida jamás realizada y extrae del sabor a café los metales preciosos de la añoranza.

Julio Cortázar describe a la novela como el día –normal-, la poesía como la noche, y el cuento, o las historias que fluyen en él, como el atardecer, que transita entre una frontera del día (o de los géneros literarios) y la otra. En la narrativa contemporánea se ha dado por aderezar las “sorpresivas recetas de cocina” que nos ejemplifica Donald Barthelme, con pinceladas de lirica que le abonen una mejor estética al texto completo. En el caso de Todas las noches viajo a la nada, Ildefonso nos lleva en sentido contrario al atardecer de las letras, insertando, sin confesarlo completamente, una historia que navega en aguas profundas.

“Papá se ha ido. Cuando vuelvo a subir las escaleras de la casa, todo es silencio, hace más tiempo que se fue mamá. Ya no hay Coca-Cola, cerveza o una risa”.

Bajo el marco de la puerta hay una historia que el recuerdo trata de esconder. En la azarosa búsqueda del desencuentro, el poeta, cautivo de sus versos, desenreda sus vicios y virtudes para darnos señales inequívocas que el día a día es hundirse repetidamente: “El olor a cigarrillo me lleva a recuerdos que no viví en mi infancia”, y en la siguiente estrofa la realidad descarna, sin sorpresas.

La nada habla de una tragedia humana que desconocemos si le sucede al autor, al narrador o al protagonista, detalle que logramos saber hasta el último verso.

“Hoy podría ser uno de los días en los que logre llegar al final de mis pasos”.

Ildefonso Moreno navega en la poesía intimista como saliendo de una isla desierta, pero con el rumbo bien marcado. Ya no hay esa nada en sus manos. Encadena “La atracción vertiginosa a un pasado no existente” en una jornada inhóspita que parece no tener desenlace, pero en el verso final nos da la solución: Un poema total que culmina como inicia la noche: después del último rayo de sol.

O sea, en resumidas cuentas, en todo viaje nocturno a la nada, Ildefonso Moreno regresa con todos aquellos apuntes, que, como buen poeta, le ha extraído a la vida.


Este artículo fue publicado en el periódico 

Ecodiario de Zacatecas, el 1 de junio del 2025

 

 

Eugenio de la Lámpara

 


Para Alberto Huerta

 

Sólo es inmensamente rico aquel que sabe limitar sus deseos.

Voltaire.

 

Cuando parece que a la vuelta de la esquina estará la solución para todos los problemas de tu vida, sucedió. Giré de la Avenida Juárez, en el umbrío centro de Zacatecas, al Callejón del Tráfico, donde siempre hay un golpe de aire esperando. Al sentir la corriente gélida en mi cara, casi tropiezo con un armatoste latonado que, al recogerlo, apenas cabía en mis manos. Una vieja lámpara de aceite, polvosa y sin brillo.

La froté, más por limpiarla que por pensar otra cosa… y a mi vera apareció un hombre menudo, de unos 60 años, con bigote que enaltecía su cara y una mirada que traducía el encierro de las palabras –todas- como si quisiera romper años y años de silencio; ojeroso como el que sabe subsistir en las tinieblas, con un sombrero de fieltro encintado que parecía de otra época y escondía algunas de sus canas –no muchas-; lo que reflejaba su edad eran más bien sus orejas engrandecidas. No dijo nada, miró la lámpara y en seguida a mis ojos.

― Deseo tener el amor de la Reena.

Le espeté sin escuchar primero las letanías que se encuentran en los cuentos de más de mil-y-una-noches. El iris de sus ojos pareció vibrar mientras preparaba una respuesta:

― ¿La que trabaja en el Issstezac? Está muy guapa, pero es muy joven para ti. Te ves como cuarentón avanzado que todavía cree en los santos-reyes. Estar con alguien así te llevaría, con el tiempo, por la senda de la amargura. –Respondió tajante y miró una vez más la lámpara antigua.

 ― Bueno, entonces deseo ser su mejor amigo, estar junto a ella siempre. –Dije.

― Te vas a querer comer a la Reena… siempre pasa el dramático ciclo poco-amoroso del amigo→amigovio→pretendiente/cachondo→nadie. La vas a perder más rápido de lo que llega tu pensión del Bienestar.

Me respondió con una crítica que parecía no importarle si me lastimaba o sólo se trataba de algo intrascendente en mi vida. Froté una vez más la lámpara y le dije:

― Caramba, entonces, deseo… deseo estar cerca de ella y apoyarla en todo lo que necesite, para que su belleza siempre florezca y alegre mi día…

― Vas a querer cobrarte los favores, tampoco me parece algo sano –respondió sin más- dicen que en el pedir está el dar, pero en el dar también está el pedir, o sea, lo mismo, pero a la biconvexa.

― ¿Entonces qué hago? –le urgí al ver que mis deseos eran ignorados.

― Regrésame mi lámpara que estaba buscando porque se me cayó y deja de creer en pendejadas. Pídele al niño-dios que te dé madurez y sentido común… y trabaja.

Cuando parece que a la vuelta de la esquina estará la solución… hay que seguir caminando. Sin decir más me quitó su lámpara y la guardó en un costal de lona.

― Deberías pulirla –le critiqué.

― La voy a llevar al “kilo”, –respondió desinteresado– pero si te gusta es tuya por quinientos pesos. Si el amor no es para ti, tal vez seas bueno negociando piezas antiguas. Sólo tienes que desearlo.


Cuento publicado en el periódico 

Ecodiario de Zacatecas, el 4 de mayo del 2025