lunes, 16 de enero de 2023

 

Los 7 habituales NO´s del nunca-acabar de escribir


La sinuosidad del camino creativo.

 

1. No soy escritor. Comienzo siempre negándolo todo, esperándolo todo. Escribir es ver pasar la gente por las tardes en el centro de la ciudad. En cierto instante preciso ves una persona que sabe algo, oculta algo o va a hacer algo… y eso detona mi síndrome de imaginación incontrolable (viajar en camión urbano también sirve, pero sólo para reforzar al personaje). Soy un mirón que saca de su mente todos los demás traumas para guardar esa exclusividad fisgona. Un voyerista que escribe.

2. No decido. Lo apunto, lo grito, lo texteo todo. En papeles sueltos, servilletas, grabadora de audio, celular, PC. Todo surge de una sola frase que representa la idea a desarrollar y contiene entre líneas principio-desarrollo-final y ya hasta trae etiquetado si va a ser cuento, novela, poesía o basura. La historia manda.

3. No lo escribo. Lo guardo. Lo transcribo junto a otros pares que deben hacer fila detrás de todos los textos que algún día escribiré. Luego me pongo a leer o ver película (generalmente lo segundo).

4. No tengo orden. Despierto con algo en mente (casi siempre una canción), pero no hago nada hasta que mi café está listo. Enciendo la modernísima PC Pentium IV. Reviso mail, FB, twitter, en ese orden. Pienso en establecer rutinas que no seguiré, menús que no comeré, paseos que no daré, cosas que no compraré; en todo, menos en escribir. Escribo. Abro un espacio para mis desorganizadas obligaciones.

5. No tengo rutina. Podríamos llamarlo “El momentum de: Ahora sí”. A veces llega muy de mañana o pasada la media noche. Generalmente cuando menos lo espero. Entonces dejo de hacerme pendejo (Alberto Huerta dixit) y escribo, escribo, escribo. Como. Cuando el proceso es largo me da hambre y más hambre.

6. No corrijo. Dejo espacios donde sé que falta algo, pero no es el momento. Podo, pero no elimino. Cambio, pero no altero. Agrego, pero no concluyo.

7. No me la acabo. Cuando el texto me dice que está terminado llega el orgasmo intelectual. Leo. Releo. Reposo. Releo. Reposo más. Releo más  Nunca dejo de hacer cambios en cada lectura. Corrijo hasta textos ya publicados.

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