Libro versus Peli: ¡Ganamos todos!
La
Ciencia Ficción es la ilusión de una vida,
con
la certeza científica de que ocurrirá.
Fructuoso
Lee Terato
Cuando se inicia el debate de ¿Qué fue mejor, el libro o la película? La inmensa mayoría de las veces la respuesta es: EL LIBRO. Aunque, viéndolo bien, esto es un dato desigual, porque –sobre todo con el gran aumento del streaming en el mundo actual- la cantidad de gente que ha leído el libro y –emocionada- ha visto la película, comparada con los que solamente la seleccionaron del menú de Netflix, sin saber siquiera que existe un libro en el que se basó la historia, es desgarradoramente inferior.
Y suceden dos cosas (o tres):
1: Los que leyeron el libro, lo hicieron
desde el campo de la imaginación (acto que está dos rayitas debajo de lo
mágico) y al llegar al punto final obtuvieron una emoción sublime, por motivo
de haber creado en sus mentes un mundo que se encontraba en código alfanumérico
+ haber vivido una historia extraída de la ficción, de otra mente, pues, no de
la realidad.
Cuando estos lectores asisten a la sala
de cine, para ver la versión cinematográfica basada en el Best Seller, la mayoría de las veces se desaniman, pues “No es como
viene en el libro”. Pero aquí sucede algo que podríamos llamar el Efecto-secundario-de-la
magia-de-leer-un-libro, que se basa en el antiguo dicho: “Cada cabeza es un
mundo”.
Sujetos al Proceso de Mensaje, que es
finalmente el resultado de comunicar una idea o historia, hay un emisor (o
autor) y varios o muchos receptores (lectores), pero, el plus de recibir una
idea (o historia), es que cada uno de los receptores tiene su propia
interpretación de lo que ha leído, y lo ha entendido en base a sus pocos o
muchos conocimientos del tema, el autor, la época, etc. Cada historia es un
árbol que ha florecido de manera distinta en las diferentes imaginaciones.
Por eso, más que nada, al ver la película
se encuentran ante algo distinto de lo que construyeron en su mente. Es una
tercera versión (porque hay una versión diferente en cada lectura): la del
Director de la película, que puede acercarse –o no- a lo que quiso decir el
autor de la historia y/o a lo que pensó cada lector. Esto sin hablar que
existen narrativas de cine, paletas de colores, presupuestos, etc. Que, sin
quererlo, obligan a cambiar la versión del celuloide contra su original
impreso.
Por eso el desgano de los que leyeron el
libro y ven la película: Es una tercera historia que rompe con el lazo mágico
que unió al libro con la mente del lector.
2:
Los que no han leído el libro –y acaso ni sabían que la peli estaba basada en
un clásico de la literatura mundial- se limitan a decir: “Pues sí (el libro está
mejor que la peli), pero a mí me gustó mucho la producción, los efectos y sobre
todo la actuación de Tom Hanks (por decir alguien)”.
Aquí,
el receptor queda en un estado pasivo de dos versiones (la pantalla y la mente)
que se parecen mucho, por no decir que son lo mismo, ya que el mensaje emitido
se encasilló en un cuadrito animado. Para ellos está vetado opinar qué estuvo
mejor, si solamente cuentan con una versión de la historia.
Actualmente,
gracias a los medios electrónicos, se vive un incremento en las lecturas de
libros por persona; pero también, gracias a Netflix y sus competidores, hay
cada vez más historias que se cuentan “enmarcadas en el cuadrito animado”. Por
lo mismo, la comparación entre el libro y la película se aleja cada vez más de
los terrenos de la opinión. Entramos en el juego del streaming, donde los productores apuestan por historias que ya han
tenido éxito en las librerías, pero dejamos atrás la magia que nos hubiera
aportado el conectar a nuestra imaginación con un tabique lleno de códigos
alfanuméricos. Lo cual añoramos.
El
Taller de Escritura creativa Alberto Huerta, ha desarrollado dos ciclos en los que colectivamente se lee el libro, luego
se ven un par de versiones fílmicas de la historia y posteriormente se comentan
las experiencias en uno y otro medio. En noviembre del 2022 tuvo lugar el ciclo
Frankenstein, de Mary Shelley, donde la experiencia de leer, ver y debatir,
cerró un circulo que nos permitió abordar todos los recovecos de una de las
mejores obras de la literatura mundial. Excelentísima experiencia.
Para el Ciclo Solaris, se contó con la lectura del libro de ciencia ficción (1961) ierodel
polaco Stanislaw Lem, posteriormente se exhibieron, en la Cineteca de Zacatecas, las dos
películas Solaris, dirigidas por Andrei Tarkovski (1972) y Steven Soderbergh
(2002), respectivamente. Por último, tuvo lugar
el conversatorio de ¿Qué fue mejor, el libro o la(s) peli(s)? Así como algunas
lecturas de ciencia ficción de miembros del taller Alberto Huerta.
Y
3: Comento en este artículo sobre cerrar el ciclo entre un libro y una
película, por una experiencia propia con El Código Da Vinci, de Dan Brown. En
este caso me tocó ver la película antes de leer el libro, y sucedieron cosas
extrañas: Mi mente ya tenía “otros datos”, el protagonista no era yo, como en
otras historias donde imagino totalmente los elementos, era un tal Tom Hanks; y
la lectura se fue más por lo que no mencionó la película, en una aventura donde
ya sabía el camino que iban a tomar las cosas. Fue buena experiencia –en
sentido contrario, pero valió-, pero esta lectura me hizo pensar en las
limitantes de solo ver la película y que a una novela se le pueden dar más de
dos vueltas y siempre tendremos algo distinto y gratificante.
Con LIBROvsPELI podemos tener,
entonces, cuatro versiones: la del libro, la de nuestra imaginación, la del
director de la película y la versión de nuestra imaginación enriquecida.
Saludos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario