Leer, una
locura necesaria: Bibliomaniáticos Anónimos
“Cuando
quedas atrapado en la destrucción,
debes
abrir una puerta a la creación”.
Anais Nin
Todos
nacemos defectuosos. Ni que fuéramos dioses. Y la vida consiste en repararnos
cada día... O acabarnos de joder, hasta morir. Los defectos se nos pagan con
virtudes; así, si por ejemplo soy un enclenque paliducho, adquiero la virtud de
ser listo y de huesos fuertes. Si uno de los sentidos viene mermado de
nacimiento, los demás sentidos se potencian para hacer más vivible este mundo.
El hombre
es débil visual de nacimiento. Pero de sus carencias va construyendo mañas.
Aprende a leer y por su escasa visión tiene que inclinar la espalda para estar
más cerca de los libros. Y le dicen agachón cuando lo ven leyendo un libro. Al
hombre no le importa eso, le importan las historias que hay dentro de los
libros. El hombre quisiera meterse dentro de ellos y vivir las aventuras a nivel
papiro. El hombre –que ni siquiera es hombre, es solo un código genérico para
ejemplificar la magnitud de los resultados en el gusto por la lectura– aprende,
imagina y crece. La lectura es la locura necesaria para evadir las otras
locuras del mundo… las que sí dañan.
Gustave
Flaubert tiene un cuento muy interesante sobre un adicto a los libros cuya
pasión lo hace caer en muchas aventuras: Bibliómano. Pero ¿De veras hay
(habemos, pues) gente capaz de hacer cualquier cosa por un libro?
En la introducción que Camilo Ayala Ochoa realiza al cuento que Flaubert escribiera
allá por 1837, hay un largo conteo de eventos insólitos que han tenido que ver
con los libros, como inicio, nos recuerda que Don Alonso Quijano se volvió loco
por leer tantos y tantos libros de caballeros andantes.
Ayala
asegura que “Se extravía el juicio cuando la escritura se confunde con la vida
y la respiración. Ha habido quien utiliza su sangre para hacer anotaciones al margen”
como el mismísimo Marqués de Sade. A propósito de sangre, el prologuista de
Flaubert recuerda sobre la existencia de un Corán de 600 páginas caligrafiado
con 27 litros de sangre de Saddam Hussein, a quien le extrajeron una poca cada
semana por dos años.
La
bibliomanía asegura, es un término acuñado en el siglo XVI pero definido con
amplitud por Thomas Frognall en su ensayo “La Bibliomanía o Locura del Libro. Que contiene un relato de la
historia, los síntomas y la cura de esta enfermedad mortal”
de 1809, para quien los bibliómanos son quienes acumulan libros con ímpetu
desproporcionado.
Hay
más interesantes curiosidades que nos cuenta Ayala en su prólogo, por ejemplo, William
Gerhardi escribió un cuento titulado «The Man Who Came Back», publicado en
1931, sobre alguien que regresa de la tumba para seguir leyendo. Existen
quienes atesoran libros por el sólo hecho de tenerlos y se precian de ello.
Thomas Phillipps (1792-1872) fue un anticuario británico que reunió 40 mil
títulos y 60 mil manuscritos a costa de su ruina económica y familiar.
Una
cosa es la pasión por tener un libro y otra muy distinta leerlo, me dirán; y
tal vez complementen con la pregunta: ¿Qué nació primero, la pasión por leer o
por atesorar en sí el libro (el huevo o la gallina)? Solo puedo responderles
que por esta razón nunca desaparecerán los libros impresos.
En
la actualidad vemos jóvenes jorobados, pero por tratar de meter la cabeza en su
“Smart”phone para leer o interpretar
todo cuanto encuentra en la red, aun y cuando la mayoría de lo que absorbe no
le proporcione un aprendizaje, sino una mera emoción efímera y fácilmente
olvidable.
Mi
nombre es Pepe Rendón y soy bibliómano… mientras no inventen el I-phone con
rascahuele (y ni así), nunca podrán igualar la suprema sensación de viajar por
renglones y párrafos que huelen a tinta y papel-tiempo. Aprende uno a
sumergirse en las historias que guardan las letras. De la bibliomanía y otros
comportamientos referidos a la pasión por o contra los libros seguiremos
hablando y/o debatiendo. La importancia de leer como aprendizaje y gusto no
tiene discusión. No leeremos en futuras ocasiones.
Pueden
descargar el libro Bibliómano de Gustave Flaubert en el grupo de facebok: Taller de Escritura Creativa Alberto Huerta
para que disfruten del cuento y el prólogo completo, que es un estudio sobre
las enfermedades alrededor de los libros.
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