Dopaminarse también causa resaca
“Ambos sabemos que los corazones
pueden cambiar
y es difícil sostener una vela
en la fría lluvia de noviembre”
November rain
Guns´n´Roses
El mal del 02/15
Todo
tiene su fecha. En la cuantificación del tiempo se asigna una cifra a cada
momento distinto. Para diferenciar eso de los ciclos, tal vez.
Recibí
mi notificación de divorcio un 15 de febrero –entonces no existían las
novedosas callejoneadas para solteros, o sea que no me perdí de mucho, pero
marcó una nueva etapa–. El tiempo despliega cambios, basados en la constante
Joséjoseana: “El amor acaba” el apego por una pareja puede terminar un día
después (15 de febrero), en tres años (según asegura Frédéric Beigbeder en
su novela El amor dura tres años), o un lapso que nos parezca una eternidad,
pero definitivamente, como todo ciclo, el amor tiene sus etapas, así como su
identificador en el tiempo. Hay señales.
¡Feliz
año nuevo! Ya sé que no es fecha, tal vez deberíamos llamarlo “Feliz amor nuevo”,
el tiempo de “Jarrito nuevo, dónde te pongo”, como todo inicio del ciclo solar,
cuando “estos días sí son nuevos, no como los del año pasado” la idea de un
nuevo amor llena nuestras mentes y nuestros propósitos como todo ciclo que inicia.
Y hay quienes tienen la suerte de llegar hasta la segunda estación de las
etapas del amor: 14 de febrero, la reafirmación san-valentiniana donde obliga
el consentirse los unos y los otros y darse los unos contra los otros las
mejores muestras de cariño de todo el año.
Y
toda esta embriaguez de amor tiene su resaca: el 02/15, hasta-la-belleza-cansa,
diría el Príncipe de la canción mentada: “El amor acaba”. Esto tiene una explicación
biológica que da nombre a esta nota.
Se ha demostrado que el amor afecta al cuerpo humano de diversas maneras, alterando su química, según Richard Schwartz, profesor asociado de psiquiatría en la Harvard Medical School (HMS) en un artículo titulado El amor en el cerebro, uno de los primeros efectos del enamoramiento es el aumento del cortisol, la hormona del estrés. Este aumento nos hace sentir los "síntomas de la pasión", como el corazón acelerado y esas cosas.
A
medida que aumenta la hormona del estrés, disminuyen los niveles del
neurotransmisor serotonina, lo cual precipita comportamientos
obsesivo-compulsivos asociados al enamoramiento (o tóxicos, que abundan), lo
que Schwartz describe como "pensamientos invasivos de amor precoz".
Estar
enamorado también libera altos niveles de dopamina, una sustancia química
que activa el sistema de recompensa del cerebro. La hormona,
producida por el hipotálamo, se libera cuando uno realiza actividades que
le hacen sentirse bien, como pasar tiempo con los seres queridos, el sexo e
incluso ciertas adicciones.
La
dopamina contribuye a hacer del amor una experiencia placentera similar
a la euforia asociada al consumo de cocaína o alcohol, dice el autor del
estudio. Esta sustancia nos pone eufóricos, felices, e incluso puede
disminuir el apetito y provocar insomnio. Síntomas propios del
enamorado.
Pero
viene la etapa siguiente: la resaca.
Explica
Schwartz que, si la fase inicial del amor romántico es obsesiva
e incontrolada, durante el primer año de la relación los niveles de serotonina
vuelven gradualmente a la normalidad, y los aspectos "tontos" del
estado se moderan. A este periodo le sigue un aumento de
la oxitocina, asociada a una forma de amor más tranquila y madura. Esta
sustancia provoca sentimientos de satisfacción, tranquilidad y seguridad,
generalmente asociados al vínculo entre la pareja.
Al
disminuir los niveles hormonales repentinamente, el amor presenta un declive y
hace que la persona termine esa relación que “ya no prende” o busque nuevos
satisfactores en “terceras personas”. El ciclo de amor puede terminar de manera
distinta según la pareja administre esta generación de satisfactores para que
sea más duradera la relación, por lo que este “mal del 02/15” puede llevar al
fracaso amoroso si no se atiende sabiamente.
Siempre
hay cambios en una relación. “Los amantes siempre vienen y los amantes siempre
van, y nadie está muy seguro de quién va a soltar hoy e irse”, explica Guns´n´Roses
en November rain, y además corea en el estribillo “Todo el mundo necesita un
poco de tiempo solo” o de amor propio, diría otro.
“Porque
nada dura para siempre, incluso la lluvia fría de noviembre” dicen los
roqueros, por lo que un exagerado festejo del 14 de febrero puede traer una
resaca de dopamina y hacernos sentir que no vale la pena continuar o hay que
buscarse “Un nuevo amor” como cantara María del Sol, hace muchos febreros
quince.
“Hablo
con la autoridad del fracaso” diría Scott Fitzgerald. Lo cierto es que el amor
existe, con sus crestas y valles, el secreto está en hacerlo una “forma de vida”
más que un vicio, diría alguien que no ha recibido su notificación de divorcio.
¿Y
por qué noviembre gunsrosero? Es sabido por muchos que nueve meses después de
febrero llegan los resultados tangibles del amor “verdadero”, pero, para quienes
no planearon bien su “día del amor”, terminan por llamar al desliz “bendición”
y al amor un error que no se repetirá jamás. Hay resacas que duran, diría el que le da gota cada que pistea.
Este artículo se publicó en el periódico Ecodiario de Zacatecas
el día 16 de febrero del 2025
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