sábado, 22 de febrero de 2025

 

El viejo sin mar

 


 Ni por mar ni por tierra encontrarás un camino

que conduzca a los hiperbóreos.

 Friedrich Nietzsche

El Anticristo

 

Un hombre puede resistir todo,

excepto el peso de las palabras.

Ernest Hemingway

El viejo y el mar

 

En estas fechas (de estiras y aflojas sociales, carencias de poder y robos en despoblado del gobierno) me ha dado por pensar que Zacatecas no tiene una historia ganadora. Alguien dijo que ciudades enclaustradas entre cerros, carentes de un horizonte probable y consecutivo, causan en sus habitantes una cierta agorafobia que les impide salir en busca del Hiperbóreo y encontrar otros futuros posibles. No me lo crean, pero también es el efecto de vivir en una ciudad sin mar.

En esta ciudad sin salida vive un hombre sin dioses qué adorar, sin verdadera raigambre por sus raíces pétreas, pero que se niega a salir en busca de su futuro. Eso me recuerda a Santiago, el veterano pescador de El viejo y el mar de Ernest Hemingway, pero también las razones de El Anticristo, de Friedrich Nietzsche.

Repasemos la historia: Zacatecas no participó en la independencia ni la revolución. En la Toma de Zacatecas nosotros pusimos los muertos. Un día después del 23 de junio del 1914 la ciudad tenía la mitad de habitantes. Los ganadores cavaron grandes fosas comunes y se largaron con la plata que encontraron. No ha habido un presidente de la república zacatecano (salvo el leve triunvirato, que no cuenta). Los pequeños héroes del todo han tenido que emigrar de estas tierras en busca de la hiperbórea para ser diferentes. Somos un estado norteño (región de progreso) más pobre que las entidades sureñas. Haciendo a un lado el orgullo, podríamos decir que somos unos jodidos conformistas (sin mar ni sueños).

En la mitología griega, Hiperbórea era una región situada en las tierras septentrionales aún desconocidas, al norte de Tracia. Su nombre proviene del griego ‘más allá del norte’. Los hiperbóreos son miembros de un pueblo que vivía en una región de sol perpetuo.

Para Grecia el mar era un elemento muy importante que rodeaba todo su mundo y tenía su propio Dios: Poseidón, y un sinnúmero de leyendas. Platón describía así a los griegos: “Como ranas nos hemos establecido en torno a este mar (El Egeo)”. Su destino navegó entre monstruos marinos, sirenas y dioses del mar, náufragos y ahogados. En el mar griego nacieron cosas hermosas, como Afrodita, pero también pesadillas inolvidables. El mar ha sido origen del sueño de zarpar en busca de lo desconocido para lograr la gloria. Pero en Zacatecas no tenemos ese mar que hizo que Santiago tomara su barca para enfrentar a muerte al destino. El conformismo, pues.

El Anticristo Nietzscheano es la obra famosa por la frase “Dios está muerto”, pero que en realidad abre la interrogante al cristianismo conformista en tres postulados para una búsqueda de la felicidad: 1. El cristianismo es el vicio más perjudicial de la humanidad. 2. El nihilismo es el primer paso para erradicar el mal provocado por el cristianismo. 3. El superhombre es el ideal al que debería aspirar la humanidad. Así lo resume Luis Reyes en su ensayo sobre esta obra.

Para Nietzsche, el hombre hiperbóreo es la máscara de Dioniso, y anuncia su llegada a partir de la reflexión del lenguaje, la tragedia y la figura del anticristo. Este ser es el sentido de la tierra, encamina la dirección cultural del ser humano y justifica la creación de valores nobles por medio del instinto artístico. Hacia allá hay que ir. Pero eso reclama esfuerzo. Salir de nuestra concha.

El viejo y el mar, sin tanto rollo metafísico y más frases de “echarle ganas”, es uno de los relatos más bellos jamás escritos: Un viejo pescador (Santiago) emprende su última travesía de pesca (después de 85 días malísimos) y logra dar con una gran pieza contra la que tiene que luchar duramente. Cuando por fin consigue matarla, se ve obligado, por su desmesurado tamaño, a atarla a un costado de la barca, y de regreso a la costa debe afrontar los ataques de los tiburones a su pieza. La vejez, el mar, la lucha del hombre con la naturaleza, el esfuerzo físico, la derrota y la victoria, el sol del trópico o el destino son algunos de los elementos con que Hemingway teje esta verdadera historia inmortal, que es la mejor metáfora de nunca rendirse.

En El viejo y el mar, Hemingway ofrece una profunda reflexión sobre la lucha por la vida y la angustia de los fracasos. Aborda enfrentar los límites del destino y el coraje de los seres humanos para seguir adelante a pesar de las adversidades. Es una novela clásica que vale la pena leer, ya que nos reclama a todos a luchar por nuestras metas. Aquí diez frases de esta obra que nos pueden motivar:

El mundo era tan hermoso que era una pena no nacer dos veces para verlo.

Para lograr algo grande, uno debe tener mucha paciencia y resistencia.

Cuanto más luchas, más fuerte eres.

Aprende a escuchar el silencio, porque es lo único que no te mentirá.

Cada hombre tiene su propia dignidad, y no puede comerciar con ella.

La vida no es siempre fácil, pero hay que seguir adelante a pesar de todo.

No hay nada peor que la muerte de un sueño.

Tener éxito no depende de si eres afortunado o no, depende de lo que hagas con la suerte que tienes.

El coraje es el comienzo de la esperanza.

Es mejor cometer un error con honestidad que lograr el éxito con engaños.

La paciencia es una virtud que cada hombre debería cultivar.

Bueno, son once, pero estos pensamientos nos ayudan a salir del estatismo que las autoridades, los “malaleche” o todo el negativismo mediático nos pone enfrente para detener o apagar nuestros sueños a su conveniencia.

Este viejo sin mar navega en su propio magma imaginario, donde a veces se ahoga o se desintegra, pero la mayoría de las ocasiones rescata una historia digna de contarse. La imaginación es el mar de las neuronas. Pensemos más allá de lo que nos quieren hacer creer… y así llegaremos más lejos.

sábado, 15 de febrero de 2025

 Dopaminarse también causa resaca


“Ambos sabemos que los corazones pueden cambiar

y es difícil sostener una vela

en la fría lluvia de noviembre

November rain

Guns´n´Roses

El mal del 02/15

 

Todo tiene su fecha. En la cuantificación del tiempo se asigna una cifra a cada momento distinto. Para diferenciar eso de los ciclos, tal vez.

Recibí mi notificación de divorcio un 15 de febrero –entonces no existían las novedosas callejoneadas para solteros, o sea que no me perdí de mucho, pero marcó una nueva etapa–. El tiempo despliega cambios, basados en la constante Joséjoseana: “El amor acaba” el apego por una pareja puede terminar un día después (15 de febrero), en tres años (según asegura Frédéric Beigbeder en su novela El amor dura tres años), o un lapso que nos parezca una eternidad, pero definitivamente, como todo ciclo, el amor tiene sus etapas, así como su identificador en el tiempo. Hay señales.

¡Feliz año nuevo! Ya sé que no es fecha, tal vez deberíamos llamarlo “Feliz amor nuevo”, el tiempo de “Jarrito nuevo, dónde te pongo”, como todo inicio del ciclo solar, cuando “estos días sí son nuevos, no como los del año pasado” la idea de un nuevo amor llena nuestras mentes y nuestros propósitos como todo ciclo que inicia. Y hay quienes tienen la suerte de llegar hasta la segunda estación de las etapas del amor: 14 de febrero, la reafirmación san-valentiniana donde obliga el consentirse los unos y los otros y darse los unos contra los otros las mejores muestras de cariño de todo el año.

Y toda esta embriaguez de amor tiene su resaca: el 02/15, hasta-la-belleza-cansa, diría el Príncipe de la canción mentada: “El amor acaba”. Esto tiene una explicación biológica que da nombre a esta nota.

 Se ha demostrado que el amor afecta al cuerpo humano de diversas maneras, alterando su química, según Richard Schwartz, profesor asociado de psiquiatría en la Harvard Medical School (HMS) en un artículo titulado El amor en el cerebro, uno de los primeros efectos del enamoramiento es el aumento del cortisol, la hormona del estrés. Este aumento nos hace sentir los "síntomas de la pasión", como el corazón acelerado y esas cosas. 

A medida que aumenta la hormona del estrés, disminuyen los niveles del neurotransmisor serotonina, lo cual precipita comportamientos obsesivo-compulsivos asociados al enamoramiento (o tóxicos, que abundan), lo que Schwartz describe como "pensamientos invasivos de amor precoz".

Estar enamorado también libera altos niveles de dopamina, una sustancia química que activa el sistema de recompensa del cerebro. La hormona, producida por el hipotálamo, se libera cuando uno realiza actividades que le hacen sentirse bien, como pasar tiempo con los seres queridos, el sexo e incluso ciertas adicciones. 

La dopamina contribuye a hacer del amor una experiencia placentera similar a la euforia asociada al consumo de cocaína o alcohol, dice el autor del estudio. Esta sustancia nos pone eufóricos, felices, e incluso puede disminuir el apetito y provocar insomnio. Síntomas propios del enamorado.

Pero viene la etapa siguiente: la resaca.

Explica Schwartz que, si la fase inicial del amor romántico es obsesiva e incontrolada, durante el primer año de la relación los niveles de serotonina vuelven gradualmente a la normalidad, y los aspectos "tontos" del estado se moderan. A este periodo le sigue un aumento de la oxitocina, asociada a una forma de amor más tranquila y madura. Esta sustancia provoca sentimientos de satisfacción, tranquilidad y seguridad, generalmente asociados al vínculo entre la pareja. 

Al disminuir los niveles hormonales repentinamente, el amor presenta un declive y hace que la persona termine esa relación que “ya no prende” o busque nuevos satisfactores en “terceras personas”. El ciclo de amor puede terminar de manera distinta según la pareja administre esta generación de satisfactores para que sea más duradera la relación, por lo que este “mal del 02/15” puede llevar al fracaso amoroso si no se atiende sabiamente.

Siempre hay cambios en una relación. “Los amantes siempre vienen y los amantes siempre van, y nadie está muy seguro de quién va a soltar hoy e irse”, explica Guns´n´Roses en November rain, y además corea en el estribillo “Todo el mundo necesita un poco de tiempo solo” o de amor propio, diría otro.

“Porque nada dura para siempre, incluso la lluvia fría de noviembre” dicen los roqueros, por lo que un exagerado festejo del 14 de febrero puede traer una resaca de dopamina y hacernos sentir que no vale la pena continuar o hay que buscarse “Un nuevo amor” como cantara María del Sol, hace muchos febreros quince.

“Hablo con la autoridad del fracaso” diría Scott Fitzgerald. Lo cierto es que el amor existe, con sus crestas y valles, el secreto está en hacerlo una “forma de vida” más que un vicio, diría alguien que no ha recibido su notificación de divorcio.

¿Y por qué noviembre gunsrosero? Es sabido por muchos que nueve meses después de febrero llegan los resultados tangibles del amor “verdadero”, pero, para quienes no planearon bien su “día del amor”, terminan por llamar al desliz “bendición” y al amor un error que no se repetirá jamás. Hay resacas que duran, diría el que le da gota cada que pistea.

 

Este artículo se publicó en el periódico Ecodiario de Zacatecas

el día 16 de febrero del 2025

 

sábado, 8 de febrero de 2025

 

Romeo, Julieta y los Likes


“Nunca hubo una historia más dolorosa

que la de Julieta y su Romeo”.

El príncipe de Verona

Shakespeare

Romeo y Julieta

 

Ah, 14 de febrero, día mundial de la dicha de amar y ser amado (o fingir y ser fingido en un motel, diría el anticupido o Grinch del amor). Nada más bello que el amor y nada más representativo del mismo –en la literatura– que Romeo y Julieta de William Shakespeare. “Pero es una tragedia de familias enemigas que duró seis días y termina con la pareja (de 16 y 14 años) muerta” dicen los posmilenials en los memes pre-amorosos febrerinos que circulan en las redes, donde un like significa un poco de amor por quien te sigue. El amor se transmuta en un simple clic, así de fácil.

Y parece fácil. Romeo y Julieta se ha replicado en cine y hasta en la misma literatura con interminables versiones que no terminan de comprender el sacrificio que significa hundirse en las multiformes aguas de ese mar llamado amor.

«Un par de amantes desventurados se quita la vida» reza el prólogo, pero hay más. La obra shakespeariana puede sufrir de muchos “unlikes” en esta época efímera y falaz. Pero… Se trata de un amor no entendible, ni en los tiempos de Verona ni ahora. La acción-reacción entre el deseo y el amor toma tintes sublimes que necesitan de la tragedia, emulación clásica de la Grecia más antigua, para ser entendidos en su profundidad.

Dicen los amantes, recién se han conocido:

“ROMEO. - Yo quisiera ser tu pajarillo.

JULIETA. - Yo también lo quisiera, dulce bien; pero te haría morir a fuerza de caricias”.

En el hoy se lucha –sin ensuciarse– por imitar el estereotipo. En los ayeres primero había que superar el sentimiento platónico y abrirse (a contracorriente) con la gran valentía de las palabras.

Dirán que soy tan viejo como las obras del dramaturgo inglés, pero inclusive el amor tiene su prehistoria. Ahora amar, en su sentido estricto, es exponerse al escarnio, al NO-like de gran parte de la anchura internetiana… a la envidia de los NO-presentes. Antes era vivir, una razón por y para existir. Aunque el susodicho o susodicha no lo sepa nunca. En la tragedia de Verona, Romeo se cuela en el huerto que tiene vista a la ventana de Julieta y le confiesa su amor, aunque ella no puede oírlo. Luego, ella aparece en su ventana y le confiesa su amor a él, sin saber que está allí. A él lo dan por visto y ella no se da cuenta de las dos palomitas azules que tendría en la modernidad social.

“Si el amor es ciego, no puede dar en el blanco”, dice el amigo Mercurio. Todo está en contra, tanto en una época como en la otra. Pero hay que tener muy claro, sin toxicidades propias de un tiempo plagado de desconfianza, que la tragedia inspira el romanticismo, la prohibición obliga el transgredir, el veneno es la metáfora de una vida más allá de lo imposible. Lo dijo uno y tantos Shakespeares como obras del autor inglés existen.

“Aún no han bebido cien palabras tuyas mis oídos y ya te reconozco”. Dice Julieta, abriendo su corazón a nuevos capítulos desconocidos.  

¿Amor o regalo? ¿dulce o truco? En la época donde un like se da por conveniencia y el regalo marca la medida de la pasión, pensar en una tragedia en estas fechas sería que los chocolates hubieran sido comprados en Temu o algo así. Muy lejos de “Este capullo de amor, con el aliento del verano, puede dar lugar a una hermosa flor cuando nos encontremos de nuevo”, donde anticipa Julieta un aciago final, pero a sabiendas que no todo terminará ahí.

“Los placeres violentos poseen finales violentos y tienen en su triunfo su propia muerte”, advertía Fray Lorenzo manifestándose en contra del veneno como solución. Antes como ahora, ir a los extremos conduce al abismo, sería la lección que nunca escucharemos; "Más vale morir por su odio que prolongar la muerte sin tu amor" responde Romeo a la adversidad. El amor es locura que cabalga sin las riendas del entendimiento, diría la vida, antes y ahora, en viva voz o digital.

“Más allá de la muerte no hay rivalidad”, lo manifiesta París, pretendiente de Julieta. “¿Se puede perseguir la venganza más allá de la muerte?”. A veces las razones en contra son tan grandes, que la paradoja del grano de trigo nos da la esperanza de renacer sobre las cosas aprendidas. Desprende del amor toda banalidad y ahí encontrarás la ansiada pureza.

¿Los finales infaustos explican el amor? Tal vez no, pero en mayor grado lo justifican y le dan valor agregado. Festejar el 14 de febrero significa que el amor ha superado toda adversidad, tanto antes, como ahora. Y a eso sí hay que ponerle un like bien grande.


Este artículo fue publicado en el periódico Ecodiario de Zacatecas

el 9 de febero del 2025