Del Monogataru a Ryunosuke Akutagawa
La Literatura japonesa ha tenido un destino diferente a
la occidental.
Respecto
a Ryunosuke Akutagawa, no es aventurado afirmar que los temas y el sentimiento
son orientales, pero que ciertos procederes de su retórica son europeos.
Jorge Luis Borges.
Lo
recordamos como el autor de los 2 cuentos que llevó el director japonés Akira
Kurosawa al cine en la película “Rashômon” de 1950, ganadora de La Palma de Oro
y que abrió un lugar, en el séptimo arte, a un país que renacía. Pero su
influencia en la Literatura japonesa y mundial va mucho más allá. Ryunosuke Akutagawa
devuelve a la Literatura nipona la vocación contadora de historias o
Monogataru, y con ella, el orgullo de una raza milenaria que tiene mucho que
contar. Pero la vida de este escritor fue difícil.
Por siglos, el japonés fue una lengua
oral que carecía de escritura. Fue hasta la introducción de los ideogramas
chinos, en el siglo VI, cuando comienza su Literatura en sí. Los primeros registros de la
literatura japonesa son de transmisión oral, y se remontan a narraciones,
canciones y danzas populares. El monogataru era el oficio de contar
historias oralmente. Se
le conocía como Los kataribe a los recitadores de historias que conservaban y
transmitían mitos, leyendas y hechos de la comunidad. A pesar de este
inicio tardío en los libros, Japón tiene en Genji Monogatari, escrita por
Murasaki Shikibu a principios del siglo XI, a la novela larga más antigua del
mundo que se conserva en su integridad.
En
el mundo, el Romanticismo como escuela quedó obsoleto alrededor de 1850 para
dar paso al realismo, que derivó a su vez en el naturalismo; en Japón no hizo
su aparición hasta la apertura a Occidente del gobierno Meiji, en una era que
duró desde 1868 hasta 1912. Época floreciente hacia un mayor realismo en la
ficción.
A
fines de este período Ryunosuke Akutagawa tiene su época esplendente,
conservando todo el tradicionalismo milenario japonés, pero con estilo y
técnica brillantes del cuento, que le otorgaron el reconocimiento mundial, considerándolo
al nivel de Poe, Chejov y Borges.
Su
obra:
En
su narrativa destacan dos libros: Rashômon
y otros cuentos (1915). En este libro plasma las formas de vida del Japón
feudal, en una mezcla de la antigua literatura japonesa con las influencias de
la narrativa europea de autores como France, Wilde, Symonds y Loti. Con esta
obra se le consideró uno de los autores más inquietantes, versátiles y
discutidos del siglo XX.
En
Vida de un loco. Ryunosuke Akutagawa
presenta los experimentos más significativos de la ficción japonesa. Combina
técnicas de la novela corta (‘El biombo del infierno’), el diario (‘Los
engranajes’) e impresionistas poemas en prosa (‘Vida de un loco’). Este volumen
integra, además, en su tardía traducción al español, ‘Carta a un viejo amigo’,
que Akutagawa escribió como despedida antes de quitarse la vida.
Akutagawa,
para encontrar el referente a sus historias contadas, recurrió al Konjaku
Monogatarishū (Antología de cuentos de antaño), colección de más de mil cuentos
reunidos a finales del período Heian (794-1185) en un total de 31 volúmenes. De
este texto toma las anécdotas, el folclore o las historias moralizantes de corte
budista, dándoles un estilo seco sin apenas adjetivos, en el que se transmite
de una forma realista la atmósfera decadente de esa época.
Sobre
quitarse la vida… Él siempre tuvo una pesadilla en su mente:
Fue
nombrado "Ryunosuke" (hijo del dragón) debido a que su nacimiento
coincidió con el Año del Dragón. Debido a la enfermedad que su madre
padecía: psicosis, ella murió en 1902. Fue adoptado por su tío, Dosho
Akutagawa, quien se hizo cargo de su crianza. Sin embargo, su tía política,
Fuki, le atormentó durante toda su infancia diciéndole que padecía de la misma
enfermedad que su madre. Esto le causó que fuera un niño enfermizo y nervioso
que leía incesantemente libros en las bibliotecas públicas, lo que lo convirtió
en escritor atormentado, reflejando en su obra la ansiedad que sufría.
Escribió
numerosas obras en las cuales los principales méritos son la originalidad y lo
emocional. Resalta entre ellas "Los engranajes", breve pero intenso
relato autobiográfico en el cual describe sus pesadillas y expresa la idea
del suicidio. El 24 de julio de 1927, a los 35 años de edad, Akutagawa
puso fin a la «vaga angustia confusa» que lo consumía, ingiriendo una dosis
letal de Barbital.
Ryunosuke
Akutagawa ha trascendido las fronteras geográficas y del tiempo, situándose
como uno de los grandes maestros del relato. Su talento narrativo y su
capacidad para desentrañar los aspectos más oscuros y complejos de la
naturaleza humana, elevan a su autor a la categoría genio de las letras.
Haruki
Murakami opina de él: “Akutagawa Ryunosuke es una presencia iluminadora en la
historia de la literatura japonesa”. Según un biógrafo, el doctor Osamu Shimizu,
Akutagawa tenía la apariencia de un escalpelo. Alto y esbelto, filoso, esa
imagen nos conduce a su estilo. En el remoto “Rashômon” se advierte las huellas
del observador impaciente, que se ha llevado todo lo que es posible capturar de
una sola mirada.
Para
Luis Chitarroni, prologuista de su obra traducida, la define como “un conjunto
de relatos heterogéneos que nos depara otra vez una visión tan admirable y
completa que sólo la parcialidad y la sutileza parecen recompensar”.
Su
vida, oprimida por la angustia, pero impulsada por las ganas de trasponer sus
ideas en el papel, hicieron una obra de gran valor, que Jorge Luis Borges
define así: «La extravagancia y el horror están en sus páginas, pero no en el
estilo, que siempre es límpido».
Publicado el 17 de noviembre del 2024
en el periódico Ecodiario de Zacatecas
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