martes, 4 de diciembre de 2012

Basilia (final personal inédito)



Los cuervos dejaron la noche y la quietud de San Macario con el atronador ladrido de los perros lejanos. Saltaron de los cables de luz y abandonaron para siempre el lugar. Todas las palabras de todos los idiomas escaparon de la garganta de Basilia en un grito que hizo a los sanmacarienses saltar de sus camas, a observar la nube de pájaros, a escuchar el aviso de maldad que hacían los perros lejanos.

Mientras en la comisaría, los 3 policías Intentaban saciar su hombría; el más alevoso bajaba sus pantalones en tanto los otros dos sujetaban a la mujer/difusa. A su grito siguió una carcajada del abusivo y un par de cachetadas a la joven desnuda que se resistía a su suerte, que en su repentina reacción había decidido no ocultarse en el silencio nunca más. Basilla/fuerte pataleaba, Basilia/fiera rasguñaba, Basllia/valiente gritaba más allá de su fuerza pulmonar. Se cimbró con su coraje el escritorio donde la sujetaban y el piso y el salón-ejidal/mazmorra y los álamos del jardín y todo San Macario despertaba, se despabilaba de un silencio de siglos.
Una estruendosa bala-épica voló cruzando la excitada atmósfera interior del calabozo y lanzó una imperante amenaza a través del techo de lámina. Ricardo Félix, el comisario, apuntaba desde la puerta de entrada a los tres fornicadores.
-¡suéltenla pendejos!... si le hacen daño los mato...­
La niña-miedo recuperó los jirones de su vestido y el aliento y su silencio. Buscó refugio en una silla rinconera y se aisló. El comisario ejidal, encendido en coraje, desarmó a sus ex ayudantes y a patadas los obligó a entrar en la celda. Ofreció a la mujer su gabardina para tapar la desnudez que asomaba de su vestido roto.
-Basilia, ¿Ya te dijeron estos idiotas lo que pasó?.. Lamento mucho lo de tu madre, pero debo decirte que de la investigación solicitada se desprenden hechos Interesantes. Fueron encontrados restos de sangre tuya en la colcha y en las uñas de Don Roque; Hubo indicios de que te tomó a la fuerza... respecto al cuchillo con el que fue asesinado... ambos sabemos de quien es, tenemos huellas digitales. Estás libre de toda culpa. ¿Dónde está Edgardo?
Basilla escuchó sin escuchar. Tenía la mirada en ningún lado, la sangre en ningún lado. Una lucha interna de palabras se daba en su mente, desde los primeros balbuceos pronunciados hasta los últimos mensajes escritos se revolvían, se ordenaban, buscaban el sitio adecuado en la memoria, fuera de todo odio, de toda imagen que en otra ocasión le causara desconsuelo. El esfuerzo provocó una pequeña lágrima de color del perdón.
-Podemos hacer dos cosas- dijo el comisario -boletinar la filiación del muchacho en los estados vecinos... o podemos alegar defensa propia en base a las pruebas encontradas. De cualquier modo estás libre.-

Ay Edgardo, si supieras lo que perdiste por guardar silencio... la casa grande y el jardín principal se invadieron de flores y de aves de color muy distinto al de los cuervos. Basilia pasea todo el día su belleza irrompible, siempre al cuidado de jardín y de quien lo necesita. Administra muy bien las tierras que heredó. Cuánto color y cuánta vida ha regalado al pueblo. Si vieras. Todos los domingos, cuando la banda de música (que hasta se sabe más canciones) termina la ejecución de sus melodías, los niños se juntan alrededor de ella para que les relate un cuento. Habrías de ver que bellas salen las palabras de su boca, cuántas caritas iluminan. En San Macario todos los niños son felices, sobre todo el pequeño Basilio... ¿Sabes?... se parece mucho a ti.

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